Me entero por una publicación amiga, 14 y medio, que las autoridades cubanas quieren evitar el caos, el espanto, la estampida, el colapso (no el económico) y la zozobra de la población.
Debo decir que, para evitar el espanto, la estampida y la zozobra, deberían irse ellos del gobierno. Renunciar en pleno. Colgar las charreteras y las guayaberas. Pero, qué le vamos a hacer, las autoridades son así empecinadas.
Han estado orientando a las “instancias correspondientes”, funcionarios y prensa, evitar decir las palabras malditas, el término “período especial”, que se acerca, como Juan que se mata, hacia la pobre Cuba, mientras más temblorina hay en Venezuela, porque de diñarse Maduro, como dictan la lógica y los deseos de las personas de bien, la isla entrará –ya lo está experimentando- en caída libre.
No quieren mencionar el término período especial, que fue aquel tiempo donde en Cuba se desarrolló mucho el dominó, en su variante nocturna, a la luz de un farol, y donde la gente se volvió cuidadosa al comer, y nadie se excedía, porque no alcanzaba ni para empezar, y había en el aire como un aroma de cocimiento de hojas de naranja, que a eso se resumía el desayuno.
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Una etapa ¿superada? donde los cerdos se integraron a la familia cubana pero sin cuerdas vocales, para no ser detectados, ya no por la policía, sino por algún comando de vecinos hambrientos, que podían hacer su agosto, e incluso su septiembre, en una operación relámpago. Aquel tiempo en que era de noche a toda hora. Unos años en que no aparecía un gato ni en la charada, porque la gente optó por merendarse a sus mascotas.
Y ahora parece regresar. Todo indica que volverán las oscuras golondrinas a evitar colgar sus nidos en tu balcón, porque corren peligro de extinguirse: golondrinas, huevos y balcones. Los que quedan.
Y yo me pregunto, les pregunto: si ahora vuelve la oscuridad, la carencia, la debacle a la que 60 años de feliz construcción de esa cosa tan inútil que se llama socialismo, que en el caso de Cuba es compartir lo que no tenemos, ¿Cómo le vamos a llamar? ¿Qué términos usar para describir que regresan los apagones programados y los no programados, y que los hipopótamos del Zoológico de 26 han recibido la orden secreta de pasar a modo submarino, y sumergirse en sus charcos porque peligran?
Quiero desde estas páginas convocar a un concurso. ¿Cómo llamar a esto que se avecina, si ahora prohíben mentar la soga en casa del ahorcado? ¿Qué eufemismo usarán la prensa y los cuadros del partido para dirigirse a los cubanos que no hayan partido?
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Aquí va una lista de posibles términos –algunos poéticos y otros ligeramente triunfalistas- para describir la profunda crisis que galopa hacia Cuba.
1- Nuevo Período especial en tiempos de paz o Período especial 2.
2- Abuela, habla para saber si estás viva.
3- Tiempo de Dificultades provocadas por el imperialismo.
4- Etapa de prueba para revolucionarios cabales.
5- ¿A qué hora sale la lancha?
6- No hay donde amarrar la chiva.
7- Tiempo de resistencia donde tampoco hay chiva (de comer).
8- Crisis que pone a prueba nuestra voluntad de vencer.
9- Momentos difíciles que se repiten cíclicamente.
10- El último que apague el Morro (si todavía tiene luz)
Cualquiera de esas etiquetas serviría, pero no reflejarán fehacientemente (este término fue orientado desde arriba) el dolor, la frustración, la depresión de un pueblo que ha creído en gente inútil que lo arrastró a cosas inservibles.
¿O sería mejor llamar a ese nuevo Periodo especial “Hora de arreglar las cuentas y que se vaya la escoria”? La de verdad, la que ha hundido al país en una triste caverna y ha hecho retroceder a la antigua “Llave del Golfo” hasta los alegres días del pleistoceno.