La captura de Dámaso López Núñez, “El Licenciado”, del Cártel de Sinaloa en 2017, en una zona residencial de la Ciudad de México, lanzó a los narcotraficantes un mensaje muy claro: la capital del país ya no es una especie de “santuario” en el que ellos y sus familias puedan vivir tranquilamente
Durante años organizaciones como la DEA documentaron la presencia de al menos cinco de los principales cárteles en la capital: el de Sinaloa (CDS), Los Beltrán Leyva, el de Jalisco Nueva Generación (CJNG), y los remanentes de Los Zetas.
Un ejemplo fue el atentado del que fue víctima el secretario de Seguridad de la CDMX, Omar García Harfuch el 28 de junio pasado por parte de integrantes del CJNG.
“La capital era ‘ciudad santuario’. No es que no tuvieran presencia, es que entre ellos había acuerdos de no hacerse muy visibles ni armar desorden para que sus familias y ellos mismos pudieran estar tranquilos aquí”, dijo en su momento a Infobae México Carlos Rodríguez Ulloa, especialista sobre el tema.
Los capos ya entendieron que ellos y sus familias no pueden vivir en estas metrópolis porque ya son muy visibles, por lo que ahora se espera que emigren a ciudades medias que tengan buena calidad de vida, estén bien ubicadas, cuenten con zonas residenciales y estén más alejadas del foco nacional.
“Antes todo el mundo sabía dónde estaban. Los únicos que parecían no darse cuenta eran los policías. Pero ahora, con toda esta reorganización por la extradición de “El Chapo”, la captura de ‘El Licenciado’, la ascensión del Cártel Jalisco Nueva Generación, los que están libres están migrando junto con sus familias para tener un perfil más discreto y tratar de ponerse a salvo”, observó el analista de Casede.
Lo único que no cambiará, expresaron, es que la Ciudad de México se mantendrá como un gran centro financiero para el narco, porque ante la cantidad de negocios que se realizan, el intenso movimiento de capitales y la presencia de un gran número de empresas, existen aún huecos muy grandes por donde se puede filtrar dinero ilícito.
Los especialistas aseguran que en el “catálogo” de ciudades medias que los capos estarían analizando para mudar a sus familias están Querétaro, Puebla, Cancún y Cuernavaca. Querétaro y Puebla tienen en común el desarrollo tecnológico del sector automotriz y aeronáutico, que están atrayendo a altos ejecutivos, lo que obliga al desarrollo de zonas habitacionales y servicios de lujo.
“Un alto ejecutivo vive en una zona de muy alto nivel, viaja en un auto de lujo y no hay nada extraño en que tenga guardaespaldas. Al lado tuyo se puede detener alguien así y tú no piensas que es un narco. Y eso es lo que están buscando ahora precisamente, pasar inadvertidos, camuflaje, y en estas ciudades lo pueden hacer”, explicó Ignacio Martínez, coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio Exterior, un think tank mexicano.
“Lugares así son perfectos para que puedan estudiar los hijos de los narcos, aunque sean de cárteles rivales, porque si llegan a acuerdos se pueden proteger entre todos, y este tipo de ciudad universitaria no la tienen en la Ciudad de México, tampoco en Guadalajara”, expresó.