La primera semana de distribución y administración de dosis de vacunas Pfizer en Puerto Rico fue un proceso “impecable,” según la Dr. Iris Cardona, de la Subsecretaría del Departamento de Salud del territorio americano.
En una entrevista con el Nuevo Herald, la Dra. Cardona dijo que se habían utilizado el 96% de las 30 225 vacunas recibidas. Añadió que se espera que lleguen miles de vacunas más, de las variantes Pfizer y Moderna, en las próximas semanas. Se podría cumplir la inmunidad de la población de la isla a través de la inoculación para finales de verano o el otoño.
El hito en la lucha de Puerto Rico contra la pandemia se produce a los nueve meses del primer cierre de emergencia de la isla en marzo. Los casos y muertes continúan aumentando en el territorio estadounidense de 3,2 millones de personas.
El primer cargamento de vacunas contra el COVID-19 de Pfizer aterrizaron en Puerto Rico el 14 de diciembre. Luego se recibieron dos envíos más, para un total de más de 30 000 dosis. La Guardia Nacional, en coordinación con el Departamento de Salud y el gobierno federal, distribuyó las dosis que llegaron a hospitales y centros de salud.
Yahaira Alicea, una terapeuta respiratoria, fue la primera en vacunarse contra el coronavirus en Puerto Rico el 15 de diciembre en la mañana en el Hospital Ashford en Condado, un vecindario de San Juan. La inoculación de Alicea desencadenó miles de vacunaciones de profesionales médicos de hospitales, que se dieron a lo largo de la semana.
Se distribuyeron a más de 100 facilidades, de las cuales 65 eran hospitales y el resto centros de atención primaria. De los 65 hospitales, 13 hospitales no pudieron recibir las dosis de inmediato. Originalmente se reportó en la prensa local que era porque no tenían el equipo apropiado para almacenar las vacunas Pfizer, las cuales requieren un frío extremo.
Ya dentro de 24 horas, todos los hospitales habían recibido las dosis que se les iban a entregar, dijo la subsecretaria.
“Establecimos un sistema de verificar que cada una de estas facilidades estuvieran listas para recibir las vacunas, y eso se hace a través de unas preguntas que se iban haciendo,” dijo.
Según Cardona, hubo algunos hospitales que “se confundieron o no entendían’’ el proceso de solicitud, como los que indicaron que no tenían termómetro para el congelador cuando había en sus instalaciones.
Moderna, cuya vacuna fue aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos hace menos de una semana, envió 47 500 vacunas a Puerto Rico el 21 de diciembre, las cuales se empezaron a distribuir y a utilizar esta semana.
Pfizer y Moderna, las dos compañías que recibieron la primera autorización en Estados Unidos para distribuir su vacuna contra el COVID-19, seguirán enviando dosis a la isla para que se administren en la primera fase. Pfizer enviará a Puerto Rico unas 21 450 vacunas semanalmente las próximas seis semanas, mientras que Moderna continuará enviando alrededor de 21 000 dosis más de vacuna en el mismo periodo de tiempo.
El Departamento de Salud de Puerto Rico ha dicho que la vacuna será gratuita para todos, aunque podría costar la administración de la inyección. Todos los puertorriqueños podrán vacunarse eventualmente.
Los trabajadores de la salud, comenzando por los que trabajan en hospitales, han sido los primeros en recibir la vacuna en la isla. En la primera fase también se vacunan aquellos que viven en centros de cuido prolongado y otros espacios confinados compartidos como las cárceles y los albergues.
Muchos puertorriqueños en foros públicos y redes sociales han expresado preocupación por el almacenamiento de las vacunas, ya que deben mantenerse en condiciones de frío extremo. La frágil red eléctrica de la isla con frecuencia experimenta apagones.
Sin embargo, la Guardia Nacional tiene congeladores especiales al igual que generadores eléctricos para prevenir que se dañen las dosis. El hecho de que las vacunas de Moderna también requieren temperaturas menos extremas que las de Pfizer, lo cual flexibiliza la planificación de la distribución.
“Estamos en invierno, eso viene de los Estados Unidos. Si hubiera alguna tormenta que retrase los vuelos, pues entonces puede ser un día o dos [de retraso]. Pero no, no creo que nos pongan limitaciones mayores,” dijo Cardona.