La escena se replica en todo el país y evidencia la crisis hospitalaria y la falta de transporte público provocada por la escasez de gasolina, lo que hace imposible el traslado de los pacientes y embarazadas hacia los centros de salud.
Los trabajos de parto en las calles de Venezuela se han vuelto el pan de cada día de los ciudadanos, que atónitos, ayudan a traer al mundo a los bebés.
Zulia, región fronteriza con Colombia, ubicada en el occidente del país, es una de las más afectadas con la crisis general que vive la nación suramericana. En el audiovisual, una mujer de la etnia indígena Yukpa da a luz en el centro del municipio Machiques de Perija y es socorrida por las personas que pasaban por el lugar.
El bebé llora, una señal alentadora de que todo parece haber salido bien, mientras otras personas se acercan para resguardarlo en la misma ropa de su madre. Nadie sabe que hacer ante semejante escena. Se oye a una de las ayudantes decir que llamaría a la policía.
Venezuela vive una crisis de salud sin precedentes. En la mayoría de los hospitales no hay especialistas ni insumos medicos; tampoco servicios públicos como agua o electricidad. En ocasiones, las mujeres que tienen la suerte de llegar hasta los hospitales, dan a luz frente a los recintos, ya que no las pueden atender por falta de camas.
La falta de combustible ha empeorado la situación. Médicos y personal que labora en los centros hospitalarios se quejan de la falta de transporte público y la escasez de gasolina, que les impide llegar a sus sitios de trabajo. Tampoco hay ambulancias para atender emergencias.
Denuncian que la poca gasolina que hay en el país genera corrupción por parte de los funcionarios militares, que la venden a domicilio y a precios inalcanzables.