Clarissa Ward, corresponsal internacional en jefe de CNN que saltó a la primera plana mundial por cubrir a pie de calle el retorno al poder de los talibanes en Afganistán, abandonó este viernes ese país del Medio Oriente porque su vida empezaba a correr peligro.
La reportera, que debió asumir un radical cambio de imagen para dar cobertura a las primeras jornadas del dominio de los islamistas en Kabul, publicó una imagen en sus redes sociales de la aeronave que le trasladó a Doha, Qatar, junto a otras 400 personas, la mayoría afganos desesperados por huir.
Ward dejó de lucir ante la cámara su vestimenta occidental y comenzó a usar un llamativo velo negro que le tapaba completamente la cabeza, excepto el rostro, lo cual fue interpretado como una obligación o una señal de respeto a la interpretación radical de la sharía que hacen los talibanes.
La comunicadora matizó el cambio ante la irrupción de memes y aseveraciones inciertas al respecto y explicó que siempre había usado un pañuelo en la cabeza en las calles de Kabul, aunque no con el pelo completamente cubierto y con una abbaya.
“Hay ahora una diferencia, pero no tan marcada”, dijo sobre su vestimenta en estos días en Kabul, donde tuvo varios percances con efectivos talibanes y cada vez era más difícil seguir informando con normalidad.
Días atrás enfrentó un episodio incómodo con un grupo de talibanes que no toleraban que la periodista no llevase el burka y tuviese su rostro descubierto, razón por la cual le impedían hacer su trabajo.
En las imágenes del episodio se ve cómo Ward y su camarógrafo son agredidos para que dejen de grabar. De acuerdo con ella, un talibán radical le “gritaba” que se “cubriera la cara” y otro combatiente intentó agredir a su compañero para que dejara de filmar.
Afortunadamente, otra persona se dio cuenta de que eran periodistas y logró detener la agresión, la cual podría repetirse en el futuro con la propia Ward, de seguir en el país, o con otros comunicadores de occidente.
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De hecho, combatientes talibanes asesinaron el jueves a un familiar de un periodista de la cadena pública alemana internacional Deutsche Welle (DW) e hirieron de gravedad a otro, según informó este viernes el medio, que pidió protección a Berlín para los periodistas apostados en el país de Oriente Medio.
Ante la evidente escalada de la intolerancia en Afganistán y las dificultades que supone para su integridad, Ward decidió que es hora de volver a casa.
Sus reportes quedan como evidencia valiosa de un momento histórico y consagran aún más su carrera, que la ha llevado a otras zonas de conflicto como Siria, Myanmar e Irak.
Ward ha ganado múltiples premios por sus reportes. Entre estos están dos premios George Foster Peabody, dos premios Alfred I. duPont-Columbia, siete Emmy, dos Edward R. Murrow al periodismo distinguido y el premio David Kaplan 2017 del Club de Prensa de Ultramar.