La crisis del coronavirus vació de gente cada una de las habitualmente abarrotadas capitales occidentales, a excepción de una: Estocolmo.
Mientras que en París, Londres o Madrid es imposible sentarse en un restaurante, los locales de comida en la capital sueca continúan operativos y recibiendo clientes. También siguen abiertas las escuelas para jóvenes menores de 16 años, los gimnasios, las tiendas de ropa y hasta algunas concurridas estaciones de esquí.
Y es que las únicas medidas que el gobierno del país escandinavo ha tomado ante la pandemia de covid-19 es prohibir las aglomeraciones públicas de más de 50 personas, cerrar las instituciones de educación superior y sugerirles a los trabajadores que trabajen desde casa, si pueden.
Al mismo tiempo, las cifras de infectados por coronavirus en Suecia siguen avanzando. Según el recuento de la Universidad Johns Hopkins, Suecia había confirmado tres mil casos y 100 muertes en la tarde del viernes.
Según especialistas, la estrategia del gobierno sueco es inhibir la propagación del virus, proteger a los grupos vulnerables y no sobrecargar el sistema de salud, pero al mismo tiempo el gobierno quiere reducir las consecuencias económicas y (proteger) las industrias con diferentes paquetes de estímulo del Ministerio de Finanzas.
Se trata sin duda de una apuesta arriesgada. Los suecos están poniendo más en riesgo la salud de su población que otros gobiernos que han impuesto restricciones muy severas a la libertad de movimiento.
Si un gobierno no quiere tomar riesgos, simplemente puede poner a toda su población en confinamiento e implementar restricciones de viaje para contener el brote, pero estas medidas tienen costos económicos tremendos.
La economía sueca sufrirá un fuerte golpe, pase lo que pase. El coronavirus ha causado una gran conmoción en la economía global e incluso si no hubiera casos de covid-19 en Suecia, su economía se vería impactada, pues está muy expuesta al comercio internacional.
En Corea del Sur, donde las restricciones son menos estrictas que en Europa, eso no le ha impedido aplanar la curva de avance del coronavirus. Desde el 8 de marzo, cuando la cifra de contagiados ya ascendía a 7134 en el país asiático, el número de casos nuevos comenzó a decrecer radicalmente.
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Esto, pese a que Corea del Sur fue uno de los países en donde más rápido se propagó la enfermedad. Expertos indican que el éxito surcoreano se debe principalmente a que sus autoridades se han enfocado en detectar casos y aislar a las personas afectadas.
La tasa de mortalidad del virus en Corea del Sur es también una de las más bajas globalmente.
Joacim Rocklöv, profesor de epidemiología y salud pública de la Universidad de Umea, en el noreste de Suecia, considera que la estrategia del gobierno "no es prudente".
“Creo que deberíamos aprender de la experiencia de otros países, pero no hemos obtenido lecciones de lo que está sucediendo en Italia y España. Deberíamos ser más estrictos en la implementación (de medidas) y asegurarnos de que esto no se convierta una catástrofe de salud pública", expresó el especialista a BBC.
El epidemiólogo asegura que es solo cuestión de tiempo hasta que las autoridades suecas se den cuenta de que su estrategia “no va a funcionar”.
“Pero me gustaría que se den cuenta antes porque las medidas que se tomen tardarán varias semanas en tener algún efecto”.