Investigadores de la Universidad de Oxford (Reino Unido) comenzarán a realizar pruebas de una vacuna para el COVID-19 en humanos este jueves, anunció hoy el ministro de Sanidad británico, Mat Hancock.
"En tiempos normales, llegar a esta etapa habría costado años", indicó en una rueda de prensa el ministro, que recalcó que el proceso para desarrollar una vacuna es una cuestión de "prueba y error".
Pese a las incertidumbres, "las ventajas de ser el primer país del mundo que desarrolle una vacuna que tenga éxito son tan enormes que estoy poniendo todos los recursos posibles", recalcó Hancock.
El titular de Sanidad anunció que ha puesto 20 millones de libras (22,60 millones de euros) a disposición del equipo de Oxford y otros 22 millones de libras (24,90 millones de euros) para otro proyecto de vacuna desarrollado en el Imperial College London.
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"Vamos a darles todos los recursos necesarios para maximizar las oportunidades de que tengan éxito tan pronto como sea posible", recalcó Hancock.
Mientras siguen adelante esas dos investigaciones, el Gobierno británico invertirá además para aumentar su "capacidad de manufactura", afirmó.
"De ese modo, si alguna de estas dos vacunas funciona y es segura, podremos hacer que esté disponible para los británicos tan pronto como sea humanamente posible", indicó el ministro.
El consejero científico del Gobierno británico, Patrick Vallance, ha advertido esta semana de que el proceso de desarrollo de una vacuna puede ser largo, incluso si muestra signos positivos de que puede proteger contra el virus.
"Todas las nuevas vacunas que comienzan a desarrollarse son proyectos a largo plazo. Solo algunas acaban teniendo éxito. Con el coronavirus no será distinto y presenta nuevos retos", advirtió.
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La BBC publicó a principios de abril un reporte que deja en claro cómo se dejó ir la oportunidad de desarrollar una vacuna contra el nuevo coronavirus, primero en 2002 cuando apareció, también en China, un virus desconocido que provocó una enfermedad que los científicos llamaron SARS (las siglas en inglés de síndrome respiratorio agudo severo). Provenía de la misma familia de los coronavirus.
En pocos meses, el coronavirus se propagó en 29 países, infectando a más de 8.000 personas y matando a unas 800. La comunidad científica se puso a trabajar en una vacuna pero luego el brote se controló y se perdió el impulso, dijo la BBC.
La cadena agregó que años después, en 2012, volvió a surgir otro letal coronavirus, el MERS-Cov, que causaba una grave enfermedad respiratoria, el MERS (síndrome respiratorio de Medio Oriente) que se originó en camellos y pasó a humanos.
Un equipo de científicos en Houston, Texas, en Estados Unidos, sí siguió investigando, y en 2016 tenía una vacuna lista contra un coronavirus, pero luego no hubo financiamiento y se volvió a perder la iniciativa.
(Con información de Efe)