Las deidades del vudú declaran la guerra al coronavirus

Ya se avecina la batalla entre los espíritus del más allá y la peste del más acá. Los sacerdotes haitianos dicen tener el remedio para la enfermedad, en un país sin médicos ni hospitales
Los sacerdotes haitianos dicen tener la cura
 

Reproduce este artículo

Los líderes vudú de Haití movilizan a los Grandes Loas del “más allá” contra el coronavirus. El Barón Samedi, la Maman Brigitte, Damballa, y las otras deidades de ultratumba ya convocaron a sus guerreros para matar a la peste en la batalla que se avecina, entre el hombre y la pandemia, a ritmo de tambores africanos. 

Lo tienen todo listo: aseguran que hay un “remedio secreto” que cura la enfermedad y han preparado las cámaras sagradas de sus templos para tratar a sus pacientes. Esta es la realidad en un país donde los servicios de salud occidentales son escasos y demasiado caros para la mayoría. 

Los habitantes de la isla a menudo confían en los remedios herbales y las prácticas rituales de su sacerdote houngan o sacerdotisa mambo, con el evidente riesgo para la salud pública que esto supone.

Envuelto en collares de cuentas coloridas, el líder supremo Carl Henri Desmornes explica al diario El País en su casa en Puerto Príncipe que sabe que habrá “una avalancha de pacientes en sus templos”. 

“Los practicantes de vudú, los houngans y los mambos en particular, tienen la responsabilidad de velar por el bienestar de la población”, asegura Desmornes, de 60 años, respetadísimo entre los fieles.

El virus penetró al principio lentamente en Haití, el país más pobre de América, pero esto ha cambiado en las últimas dos semanas. El número de casos confirmados casi se ha quintuplicado a mil 63. Los líderes religiosos locales hablan a la población de una misteriosa “fiebre”.

Se cree que más de la mitad de los 11 millones de haitianos practican vudú, una práctica llegada del oeste de África hace siglos por hombres y mujeres esclavizados y desarrollada clandestinamente bajo el dominio colonial francés. Cuando la isla se liberó de Francia, los tambores religiosos del vudú, convertidos en mensajeros, sirvieron para comunicar el inicio de la rebelión entre los negros amotinados.

Desde que se confirmaron los primeros casos del nuevo coronavirus en el país a mediados de marzo, los sacerdotes han estado sirviendo té con ingredientes que incluyen moringa, eucalipto, jengibre y miel para fortalecer el sistema inmunológico.

“Vivimos en un país donde el sistema de salud no puede responder al desafío de la pandemia, por lo que confiamos en remedios naturales”, explica Lamercie Charles, una sacerdotisa, mientras muestra algunas de las pócimas. “Considero que mi templo es una clínica”, añade.


Pero no solo fortalecen el sistema, aseguran que cuentan ya con el tratamiento curativo. Uno que no ha verificado ningún científico ni organismo internacional. Otra sacerdotisa, Euvonie Georges Auguste, indica que la comunidad religiosa ha logrado idear una poción específica para paliar los síntomas de la Covid-19 y que ella misma se ha encargado de enseñar a elaborarla y administrarla. 

La comunidad ha preparado una red de mil templos vudú en los que hay un djèvo, una cámara sagrada que no está presente en todas las instalaciones religiosas y que es utilizada para los rituales de iniciación. Esta sala se encuentra separada de las cámaras de adoración y puede usarse para “aislar hasta 15 pacientes”, afirma Auguste.

El vudú ganó el reconocimiento como religión oficial en 2003 bajo el mandato del presidente Jean-Bertrand Aristide.

 

Relacionados