Lo más sencillo del mundo puede convertirse, para el cubano mortal, en un viaje de regreso a Ítaca...
1- Sacar el Carné de Identidad. Puedes morirte de viejo en las colas para obtener pasaporte, CI, certificaciones de nacimiento y, básicamente, cualquier papel oficial que diga que tú eres tú y que naciste el día de tu cumpleaños.
2- Conectarse a Internet. ¿Ir al parque a sentarte en el contén? ¿Con “papelito”, de tarjeta o con cuenta permanente? ¿Por datos móviles? ¿3G o 4G? ¿Cómo es lo de la aplicación para ahorrar datos? ¿Qué versión de Facebook es la que hay que instalar? ¿Soportará mi teléfono las bandas y la pila de cosas técnicas que no tendría por qué saber un cliente? El doctorado no alcanza para aprender a conectarse en Cuba.
3- Operaciones bancarias. ¡Ya tenemos Banca móvil para pagar el agua y la luz! Pero de poco sirve: siempre tendrás que hacer una cola en alguna parte porque aquello es como los laberintos del final de las revistas, con más obstáculos que salidas. Si usted no ha visto a un cliente pagar con tarjeta en una TRD, se ha perdido el “moderno e informatizado” proceso que incluye el registro (a mano) de sus datos personales.
4- Sacar un pasaje. En cualquier medio de transporte y en cualquier provincia del país. Cuando la tele-transportación de la gente deje de ser ciencia ficción, el gobierno cubano va a inventar una forma de congestionar el acceso a la cuarta dimensión para llegar de Santiago a La Habana.
5- Obtener una licencia de trabajador por cuenta propia. Teniendo en cuenta el papeleo que lleva, viene siendo preferible adoptar una niña de Luxemburgo siendo usted un indocumentado pastor de cabras en un poblado rural de la República del Níger.
6- Ir de un lado a otro de la ciudad. Podrías hacerlo en carretón de caballo, bicitaxi, almendrón, guagua local, camión, moto, mototaxi, o ambulancia que tira pasaje por la izquierda. Pero reza por que el taxi vaya en tu misma dirección, o por que el bicitaxi que rentas no incluya bafle con Trap. Siempre que te lleven de un lado a otro sentirás, aunque pagues, que te están haciendo un favor.
7- Hacer valer la garantía de un electrodoméstico, o devolver a la tienda un objeto defectuoso. Cuando compres algo de valor en Cuba (lo cual puede ser una cafetera plástica o un cortaúñas) asegúrate de conservar la caja, los cables extras, y hasta el manual de instrucciones en su envoltura de nailon: a la hora de la verdad echan mano a lo más absurdo para que pierdas tú.
8- Mudarte de la casa de tus padres cuando empiezas a trabajar. Si ganas un excelente salario puede alcanzarte para asumir la responsabilidad de aportar ensalada a las comidas familiares. Pero no para irte a vivir solo.
9- Salir sonriendo del aeropuerto. Estrés Post Traumático por culpa de la Aduana. Cuando regresas de un viaje al exterior, y aunque no te roben nada porque estudiaste a conciencia el mamotreto que regula esas cosas, te va a llevar unas horas recuperarte del susto.
10- Desayunar, almorzar y comer. Obvio que para muchas personas en muchos otros países también; pero luce mal ser una isla sin pescado. El colmo es que hasta la sal— que se produce evaporando el agua de la playa…— se pierde por temporadas.
La lista anterior puede llegar al millón, pero en algún momento teníamos que parar… Si crees que dejamos fuera alguna “Odisea” importante, compártela abajo en los comentarios.