El editor cubano Víctor Batista Falla murió en La Habana, este domingo en la tarde, por complicaciones de la COVID-19. Desde que se exilió en 1960, no había regresado a la isla en 60 años. Desde Nueva York primero, y luego asentado en Madrid, Batista Falla publicó mucho de la mejor literatura cubana de la diáspora.
El importante impulsor de la cultura nacional, de 87 años, fue una de las tres personas fallecidas este domingo en la isla, según confirmó el director Nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud, Francisco Durán, para un total de 21 decesos. En el caso de Víctor Batista Falla, el deceso ocurrió en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK) donde se encontraba ingresado desde hace días. Se encontraba de visita en la capital desde el 6 de marzo, luego de más de medio siglo sin poner un pie en Cuba.
Víctor Batista Falla perteneció a una familia de banqueros y dueños de centrales azucareros, que poco contacto tenía con el ambiente intelectual de la Cuba anterior a 1959. Una de sus sobrinas, María Teresa Mestre Batista, es la Gran Duquesa de Luxemburgo, con quien mantenía una estrecha relación.
Por la influencia de su hermano Laureano, estudiante de Derecho, se interesó en la literatura y al partir este a Alemania (1958), Víctor continuó con unas tertulias que tenía junto a varios amigos.
A esas reuniones invitó a consagrados y jóvenes figuras de la literatura insular, entre ellas a Guillermo Cabrera Infante, Sergio Rigols, Jorge Mañach, Gastón Baquero y Cintio Vitier.
El futuro promotor de la cultura cubana en el exilio, abandonó sus estudios de Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana cuando Fidel Castró llegó al poder. En 1960 se exilió en Estados Unidos, e inicialmente fue bailarín (en Cuba recibió clases de Alicia Alonso) y actor de teatro, pero pronto decidió no dedicarse profesionalmente a estas actividades.
En Nueva York ideó, junto a Raimundo Fernández Bonilla, la revista Exilio (1965) y la financió con su dinero. En 1968, el rechazo entre los intelectuales que produjo la entrada del Ejército Soviético en Checoslovaquia y el apoyo de Castro, redundó en una etapa muy activa del magazine.
Algunas de las firmas que aparecieron en Exilio son las de Enrique Anderson Imbert, Jorge Campos, Francisco García Lorca, Isaac Goldemberg, Julián Marías, Gregory Rabassa, Iván A. Schulman y María Zambrano.
Luego en Madrid, Batista Falla apoyó como mecenas a la revista Escandalar, de Octavio Armand, y Encuentro de la cultura cubana, de Jesús Díaz. Además, se encargó de costear la impresión de libros de autores como Lorenzo García Vega y José Kozer.
También fundó la editorial Colibrí, que entre 1998 y 2013 hizo una excelente labor publicando obras de ensayo sobre la historia y la literatura cubanas. En su catálogo se incluyó autores de prestigio como Marifeli Pérez-Stable, Gustavo Pérez Firmat, Rafael Rojas, Carmelo Mesa-Lago, Jorge Luis Arcos, Jorge Ferrer, Ernesto Hernández Bustos, Enrique del Risco, Jorge I. Domínguez, Roberto González Echevarría y Antonio José Ponte.
El Gobierno cubano se negó sistemáticamente a la entrada de libros editados por Colibrí, incluso cuando España fue el país invitado de honor en la Feria del Libro de La Habana.
La revista digital Diario de Cuba lo ha descrito como “el mayor mecenas de la literatura cubana en el exilio”. Entre otros, los escritores cubanos exiliados Enrique del Risco, Rafael Rojas e Iván de la Nuez se han hecho eco en las redes sociales de la triste noticia.