Cubanos exiliados y emigrados a distintas partes del mundo han apoyado con dinero y ropa a un anciano cubano que vive actualmente en condiciones de precariedad, uno más cuya realidad pone en entredicho eso que le gusta repetir hasta el cansancio al discurso oficial de que la “revolución no deja desamparado a nadie”.
Del acto bondadoso y desinteresado de muchos cubanos, residentes en varios países, dio cuenta el perfil de Facebook ‘Movimiento Juvenil Camagüeyano’, que en un post mostró al anciano recibiendo la necesaria ayuda, una que seguramente le permitirá tener días más agradables que lo que su habitual precariedad y pobreza por el abandono del que ha sido víctima por parte del sistema imperante en la isla le permiten.
“Siguen llegando las ayudas para el señor Félix Ramón de mano de cubanos generosos de varias partes del mundo. Gracias a todos por sus muestras de apoyo hacia el pueblo necesitado y sobre todo los sectores más sensibles y olvidados por la dictadura”, escribió el Movimiento Juvenil Camagüeyano en su publicación.
La misma ha generado hasta el momento más de 200 reacciones y decenas de comentarios, que mayoritariamente alaban el actuar humanitario de aquellos que contribuyeron con Félix Ramón, aunque no falta aquel que cuestiona el empleo de términos como dictadura y exilio, y critica la donación, sin cuestionarse en ningún momento por qué hay personas que viven en las condiciones del anciano.
No es la primera vez que cubanos del exilio y otros radicados en distintos puntos del planeta envían ayuda a cubanos que viven en condiciones de precariedad.
En febrero muchos se solidarizaron con una madre cubana de cuatro niños, Ismary Guzmán Caraballo, que vive en la pobreza en La Habana. A finales de enero Cubanet había publicado un video de denuncia donde Guzmán Carballo explicaba que asesinaron a su pareja y ella se quedó sola a cargo de los hijos y embarazada de tres meses.
En un solidario gesto, el conductor cubano radicado en Miami Alexander Otaola le envió dinero para que pudiese mejorar su situación, precaria al punto de tener que bañarse en un clóset por carecer de medios para construir un baño, y ser ignorada por las dependencias de Vivienda y el Gobierno.