En un momento en que las estrellas de la National Basketball Association (NBA) realizan grandes aportes a sus comunidades y promueven un estilo de vida pacífico y saludable, muchos recuerdan la triste historia de Spencer Haywood.
La vida de “Woody”, quien nació y creció en la humilde Silver City, en el estado norteamericano de Misisipi, pudo haber sido coronada con un lugar cimero entre los máximos exponentes del baloncesto mundial.
Sin embargo, su adicción a la cocaína no solo destruyó su carrera deportiva, sino que provocó que casi terminara provocando el asesinato de su entrenador cuando formaba parte de la franquicia Los Ángeles Lakers.
“Nunca podré recuperar lo que tiré y nunca podré reparar el daño que las drogas causaron en mi vida personal”, ha dicho Spencer Haywood, quien se encuentra realizando el confinamiento voluntario ante el coronavirus en su casa de Las Vegas.
“Era mi décima temporada, y finalmente tuve una oportunidad real de conseguir un campeonato”, dijo Haywood a la revista People en una entrevista. “Estaba jugando con Jamaal Wilkes y Norm Nixon. También estaba un sensacional novato llamado Magic Johnson y Kareem Abdul-Jabbar ya era como un hermano para mí”, explicó.
Sin embargo, luego de 14 partidos de la temporada de 1979-80, su entrenador Jack McKinney sufrió un terrible accidente de tráfico que lo obligó a ceder su puesto al asistente Paul Westhead.
Aunque Haywood había comenzado la campaña con actuaciones sólidas, su rendimiento comenzó a mermar sin que este fuera capaz de reconocer su adicción como la causa principal.
“Me sentía sin manos, como si ya no tuviera dedos. Magic me daba buenos pases y yo no los podía alcanzar”, confesó en su momento el jugador, quien fuera el primer seleccionado del Draft de NBA sin pasar cuatro temporadas en el basquetbol universitario de Estados Unidos.
Haywood confiesa que intentó reprimir su adicción a la cocaína usando “Quaalude, Valium, alcohol y otras cosas”, lo cual lo llevó incluso a pensar que sus compañeros estaban haciéndolo quedar mal a propósito.
“Mi actitud iba cuesta abajo. Mis compañeros se imaginaban que estaba metido en las drogas, pero no sabían cómo ayudarme. Me había convertido en un bastardo”, aseguró.
La situación continuó a lo largo de la temporada, según relató el propio ex atleta a la revista Deadspin en 2014, hasta que durante las finales frente a los Philadelphia 76ers, Spencer Haywood tocó fondo.
“Después de quemarme el cerebro en un baro, me presenté a practicar por la mañana. Me acosté y notaron que no me estaba moviendo. Muy pronto todo el equipo se reunió a mi alrededor, imaginando que estaba muerto. Finalmente me sacaron de allí y Westhead me envió a casa”, escribió.
Una trifulca con otros dos compañeros fue el punto culminante de la situación de Haywood en los Lakers, por lo que el entrenador pidió al dueño del equipo, Jerry Buss, que separase al jugador de la plantilla.
Fue así como el jugador pensó en asesinar a su entrenador: “Dirigí toda mi ira hacia Westhead. En plena ira y tras consumir cocaína llamé a un amigo en Detroit, un gángster genuino, y le dije: 'Ven, necesito que te encargues de alguien'”.
En un último acto de lucidez, Haywood llamó a su madre en Misisipi y esta, sin saber exactamente lo que su hijo tenía en mente, logró hacerlo entrar en razón y el jugador canceló la operación con el matón.
Los Lakers terminaron consiguiendo el campeonato de la NBA y luego enviaron a Haywood a Italia, donde este jugó una temporada completa antes de volver a Estados Unidos con los Washington Bullets.
Él consideraba la movida de los Lakers como una traición, pero lo cierto fue que nunca pudo recuperar su nivel competitivo y terminó retirándose en 1983, aceptando su enfermedad y tratándose en un centro de rehabilitación.
Desde entonces, se ha dedicado a contar su experiencia con las drogas y cómo afecta la vida de las personas que la consumen al igual que la de aquellos que los rodean.
A pesar del difícil final de su carrera, la NBA lo exaltó al Salón de la Fama en 2015 y también ocupó durante dos mandatos la presidencia de la Asociación Nacional de Jugadores Jubilados de Baloncesto.