La Liga de Campesinos Independientes y el capítulo cubano de la Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales (Flamur) anunciaron el lunes el inicio de la campaña “Sin Campo no hay País”, a fin de asegurar la comida de las familias y evitar que la crisis desemboque en hambruna en la Isla.
Asís se informó en el sitio en Internet de la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FHRC), siglas en inglés, una organización no gubernamental fundada en 1992 para promover una transición no violenta en la Isla.
Según el comunicado sobre la campaña, los campesinos demandan del gobierno de Cuba cinco medidas, a saber: libertad para la producción y distribución de sus productos, así como para fijar los precios de acuerdo al mercado.
También, quieren tener libertad para importar y exportar directamente, incluso de Estados Unidos, donde está comprobado que las leyes de ese país no lo impiden, por que son campesinos independientes.
Asimismo, piden al régimen eliminar por diez años todos los impuestos a productores y procesadores de alimentos, y entregar títulos de propiedad permanente a todos los productores agrícolas.
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Según el comunicado, Raúl Castro mantuvo el sistema de Acopio estatal, los topes de precios fijados de forma arbitraria y la represión de los vendedores y carretilleros urbanos. A 14 años de haber asumido el poder, todavía el país necesita importar el 80% de los alimentos que consume, pero “ahora está en bancarrota y su economía en caída libre”.
El boletín señaló que las sanciones impuestas por Estados Unidos al régimen no incluyen las actividades vinculadas al campesino cubano que puede -si no fuera por el bloqueo interno- importar, exportar y recibir inversiones privadas de EE. UU.
Al respecto, se citó el caso de la transnacional Nestlé, que quiso comprar directamente café en 2016 a los productores cubanos, para lo cual fue autorizada por el gobierno de Estados Unidos.
La conocida compañía, agregó el comunicado, estaba interesada no solo en comprar, sino también apoyar la producción con inversiones y asesoría.
El comunicado agregó que fue el Estado cubano, actuando como el famoso “perro del hortelano”, el que bloqueó internamente aquella oportunidad usando bochornosamente a la ANAP – su títere en estos temas- para que diera la cara y de forma pública rechazara la oferta. Por supuesto la ANAP no consultó a los campesinos para hablar en su nombre.