Etecsa no entiende. Y lo peor es que no entiende eso, que no entiende. Al parecer, el monopolio de las telecomunicaciones en Cuba realmente cree que las exigencias para que baje sus precios son actos de “contrarrevolución”, de los cuales hay que defenderse a toda costa mostrando los “logros” de la empresa en la informatización de la sociedad cubana y en el cumplimiento cotidiano de sus labores, apegadas al “deber revolucionario y socialista”.
Frente a la convocatoria de un nuevo tuitazo para este sábado 30 de mayo, en el que se exige a la empresa bajar los precios de sus servicios vinculados a internet, un justo reclamo dada la relación entre éstos, su calidad y los simbólicos salarios de la isla, el monopolio ha desenfundado su artillería para salir al combate en las redes sociales.
Una artillería a modo de “enjambres” de cibercombatientes, o ciberclarias, según se les mire, que sin raciocinio ni argumentación alguna deben salir desde el referido día y hasta el 1 de junio a dar likes, replicar y comentar lo que los líderes de opinión, mensajeros de la verdad suprema y la “razón revolucionaria”, escriban para contrarrestar un reclamo que no es justo, sino malintencionado y dirigido a desvirtuar las conquistas de la revolución.
La empresa sigue defendiendo que exigir rebaja de precios es un reclamo contrarrevolucionario, un argumento de Lagarde, director de Cubasí –medio institucional de Etecsa-, que pocos además de él se atreverían a sostener si el apego a la justeza y el bien ciudadano fueran realmente divisas que guiaran al sistema cubano.
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Por ello lanza una contraofensiva frente a un tuitazo auténtico, salido de la ciudadanía y de cubanos de dentro y fuera de la isla, cuyos principios y modus operandi está recogido en un documento de la División Territorial de Matanzas de Etecsa, filtrado a las redes el viernes.
Dando por verídico el documento, que por su estilo y todo lo reflejado parece real, puede decirse que la contraofensiva del monopolio está llamada al fracaso. A falta de auténticos defensores de su causa, debe imponer a sus trabajadores que salgan al combate y justifiquen esos megas gratis que seguro les dan mensualmente por trabajar en la empresa.
No todo es WhatsApp y ocio, por lo que deben replicar mensajes de los supuestos líderes de opinión y salir al paso de esa “contrarrevolución” maldita, que pide cosas muy injustas y malas para el pueblo como que se les cobren los servicios de manera coherente a los salarios que percibe.
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Según el documento, la empresa creó cinco grupos de trabajo que posicionarán mensajes relacionados con “todo lo que ha hecho y hace la empresa en función de la informatización de la sociedad, en el mejoramiento y ampliación de las redes y los servicios”. Mensajes que “todos debemos seguir y comentar”, con “etiquetas y líneas de mensajes que la empresa dará a conocer” durante los días de la “ofensiva”.
“Hay que seguirnos entre todos para poder generar un verdadero enjambre en las redes”, ordena la empresa en el documento que se le atribuye, muestra clara de cómo es realmente esa unidad revolucionaria que el régimen gusta de presumir. Una unidad forzada por órdenes y acatamientos so pena de no ser castigados, porque si no se cumplen las indicaciones de arriba, los jefes enviarán las “incidencias” y luego vendrán las represalias.
El documento es muy claro. Estaremos presenciando un accionar coordinado de defensores de los precios altos de Etecsa, porque quizás, habrá que comprobar sus “líneas de mensaje”, de ello depende el que haya salud y educación gratuita, así como deporte para todos, aunque sin insumos suficientes y con instalaciones en pésimas condiciones.
Tal vez el culpable sea el “bloqueo” y el enemigo, que sólo nos ofreció conectividad plena durante el breve deshielo para despistarnos y hacernos bajar la guardia, por lo cual su atrevida ayuda para el desarrollo fue rechazada sin más.
De cualquier forma, el tuitazo, fiel reflejo de la voluntad popular, tendrá enfrentamiento en las redes. Es difícil dudar de la autenticidad del documento filtrado, ese que, no se dude, tendrá materialización plena en etiquetas y comentarios que inútilmente tratarán de lavar la imagen de una empresa más que desacreditada por ella misma y sus pésimos y onerosos servicios.