El periódico argentino Infobae dedicó este sábado un artículo a los efectos emocionales de la pandemia del coronavirus y particularmente a las personas que afrontan una ruptura amorosa durante el confinamiento decretado para evitar el aumento de los casos de COVID-19.
El medio argentino parte de la premisa de que “un gran problema presente todos los días”, es decir, la pandemia, no determina que desaparezca el resto de las dificultades que nos afectan. “Durante la cuarentena y el brote de coronavirus, los grifos con goteras aún gotean, la ropa aún se acumula y las malas relaciones siguen siendo malas”, resume el artículo.
De acuerdo con la publicación, “la pandemia de coronavirus no solo ha amenazado la salud física de millones, sino que también ha causado estragos en el bienestar emocional y mental de las personas en todo el mundo. Los sentimientos de ansiedad, impotencia y dolor están aumentando a medida que las personas se enfrentan a un futuro cada vez más incierto, y casi todos han sido afectados por la pérdida”.
Infobae se pregunta particularmente que sucede en estas circunstancias con las personas que terminan una relación amorosa y podrían estar más agobiadas que nunca por la soledad.
“En la actual situación de confinamiento social, muchas parejas se enfrentan a una convivencia de tiempo completo ―24 por siete―, no solo duermen juntos, sino que desayunan, almuerzan, meriendan, cenan, trabajan, cocinan, van de compras, limpian y hasta hacen actividad física juntos. Es posible, que para algunos esta escena algo atípica sea un pleno disfrute, una oportunidad única de compartirlo todo con el otro. Sin embargo, la lógica del todo, del full time, suele ser para muchos agotadora y complotar contra el deseo”, explicó a Infobae la psicoanalista Agustina Fernández, de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
Por su parte, la también psicoanalista Fiorella Litvinoff consideró que “la cuarentena atraviesa todas nuestras actividades y vínculos. El aislamiento condiciona nuestros afectos y muchas veces agudiza conflictos. Es importante recordar que estamos en una situación excepcional y debemos tratar de ser tolerantes con nosotros mismos y con el resto”.
En opinión de los especialistas consultados lo menos que deben hacer las personas que afrontan una ruptura en estos momentos es plantearse el escenario hipotético “¿qué hubiera pasado si…?”.
“La vivencia de pérdida, de ‘lo que no pudo ser’, se hace presente sobre todo en este contexto en el cual las demandas y ansiedades personales están más acentuadas”, consideró el médico psiquiatra y sexólogo Walter Ghedin.
El especialista consultado por el periódico argentino también detalló que “en estos meses se han incrementado los conflictos de pareja y hay un notable aumento de las demandas de divorcio. Esto demuestra la imposibilidad para seguir ‘tapando’, negando o silenciando los conflictos; además las personas tampoco encuentran en el afuera refuerzos para seguir sosteniendo lo insostenible”.
Lea también
En esas circunstancias, las válvulas de escape o redes de contención, como el trabajo, las actividades al aire libre y el tiempo dedicado a las amistades ya no son posibles.
“En este contexto las personas que se están separando deben lidiar con su malestar y salir en búsqueda de recursos propios para alivianar la angustia y por qué no, la soledad. He aquí el desafío. Sin embargo, no todos están preparados para ‘aprender’ y salir fortalecidos de esta nueva situación. Algunas personas pondrán el cuerpo y el alma para superar el momento y otras, con más reticencia, harán uso de mecanismos mentales para atenuar la angustia”, también explicó Ghedin.
Por otro lado, Fernández hizo énfasis en que no cree que exista “una relación causal directa en la que el confinamiento social afecte a la posibilidad de superar un ruptura de pareja. Si la cuestión es acerca de una pareja más o menos constituida con alguna proyección en el tiempo, no de una relación casual, salir de casa o divertirse con amigos, puede ayudar a olvidar por un rato, pero la separación amorosa requiere de una elaboración, de un trabajo de duelo por el proyecto compartido que ya no será. Ese trabajo psíquico es personal y conlleva un ‘a solas’, más allá de todas las compañías posibles”.