El metro de Caracas, considerado por décadas el pulmón del transporte público en la capital, actualmente es la única opción para aquellos que no pueden comprar gasolina en dólares. Amontonados como sardina en lata, cientos de personas se apresuran para llegar a sus destinos exponiéndose a la pandemia.
Aunque en su mayoría usan tapabocas, el distanciamiento social no se cumple. El metro se convierte entonces en un caldo de cultivo ideal para contagiarse. Según la Organización Mundial de la Salud, los sitios cerrados, con poca ventilación y aglomeraciones son ideales para la transmisión del virus. Todas las características que posee el sistema de transporte capitalino, que sufre la crisis país.
Los autobuses y taxis no están trabajando, pero no por la pandemia, sino por la escasez del hidrocarburo que registra el país petrolero. Entonces, el sistema subterráneo pasa a ser la única opción para aquellos que se movilizan en la llamada ‘Selva de Cemento’.
Venezuela registró este miércoles 12 de agosto 1.138 nuevos casos de COVID-19, superando por primera vez los mil contagios en 24 horas y llegó a un total de 27.938 personas afectadas desde que comenzó la pandemia, de las que han fallecido 238, según el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez.