Aproximadamente un millar de personas pidió justicia este lunes por el empresario francés Baptiste Lormand, asesinado el sábado en Ciudad de México, con una marcha que paró en el restaurante que regentaba y finalizó en la embajada de Francia.
"Tuve contacto, por llamadas telefónicas, con la señora jefa de Gobierno de Ciudad de México (Claudia Sheinbaum) el sábado y estos días. También intercambié mensajes con la señora Ernestina Godoy, fiscal general de Justicia de la ciudad. Ambas me aseguraron que se está haciendo todo para que se haga justicia", explicó al final de la manifestación el embajador francés en México, Jean-Pierre Asvazadourian.
Asvazadourian, que salió de su despacho para dar sus "condolencias" a la familia de Lormand, aseguró que la policía francesa tiene "contactos estrechos con las autoridades mexicanas que están llevando la investigación" pese a que las pesquisas pertenecen por completo a México.
En la tarde de este lunes, el jefe de policía de Ciudad de México, Omar García Harfuch, informó en su cuenta de Twitter de la detención de la "primera persona posiblemente relacionada" con la muerte del empresario de la restauración galo.
García Harfuch aseguró en su publicación que siguen trabajando en la línea de investigación anunciada previamente, que contempla que el móvil del crimen fue un intento de robo de licores "de alta gama" que el empresario francés y su socio mexicano, también asesinado, ofrecían en venta.
El embajador, que asumió su cargo hace menos de dos meses, valoró el "movimiento de solidaridad" de la comunidad francesa, que está "muy integrada en todos los sentidos de la vida mexicana", aseguró, tras ser cuestionado sobre si este asesinato ha causado miedo entre sus compatriotas.
"No entiendo lo que está pasando, tanta violencia", explicó a Efe Thomas, un francés residente en México a quien unía a Lormand una relación de 22 años, desde que el empresario le dio trabajo como mesero en uno de sus restaurantes.
Thomas, desde el punto de encuentro de la marcha, en el barrio de Polanco, se preguntaba "cómo pudo pasar" un crimen así si hay "tantas cámaras" y "tantos policías".
Los cadáveres del hostelero asesinado, de 45 años, y su socio mexicano aparecieron el sábado con las manos atadas en el barrio del Pueblo Magdalena Petlacalco, en la alcaldía Tlalpan, en el sur de la capital, después de que Lormand abandonara su domicilio de Polanco el viernes.
"No me siento seguro en ningún lado, basta ver los índices de homicidios que estamos viendo para no sentirse seguro en ningún lado", explicó Federico Ponce, conocido del empresario y que también llegó a la marcha a condenar su muerte.
La manifestación, con mucha gente vestida de blanco (un color que simboliza la paz y que también han usado recientemente los opositores al Gobierno mexicano) hizo una parada en el restaurante que frecuentaba el asesinado, donde se había colocado un altar con flores y velas que los familiares y amigos presentes en la concentración fueron ampliando.
Tras esa parada, un grupo más reducido de manifestantes siguió su camino a la Embajada de Francia, situada a unos 500 metros, donde estaba puesto otro altar callejero al que salió el embajador para atender a la familia y a los medios de comunicación.