El decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá, doctor Enrique Mendoza, presentó su renuncia a la designación como miembro del Consejo Consultivo de Salud, que se creó a raíz de la crisis de la COVID-19.
La información se conoció por una carta que Mendoza dirigió al ministro de Salud, Luis Francisco Sucre, y una de sus principales causas sería la contratación de médicos cubanos que el régimen castrista envió a ese país como parte de su explotador esquema de negocios con las brigadas sanitarias.
“A lo largo de los meses he insistido en la adopción de medidas de mitigación efectivas frente al reaceleramiento de la pandemia producida por el SARS-COV 2. Yo no estoy de acuerdo con la inercia política, el predominio de los intereses económicos y la falta de liderazgo que están conduciendo al fallecimiento de centenares de panameños y al contagio de miles de nuestros compatriotas con la infección viral”, Enrique Mendoza en su carta, informó TVN Noticias.
Destacó que en su posición ha sido consistente de que no se debe permitir el ejercicio de la medicina a ciudadanos extranjeros que no cumplan con las leyes de la República.
“A lo largo de décadas hemos establecido mecanismos legales y académicos que permiten garantizar los conocimientos y las competencias de los profesionales de la salud que tienen la responsabilidad de cuidar la vida de los istmeños. Para mí no es posible aceptar que un daño colateral de la pandemia viral sea la ignorancia y la destrucción de esos mecanismos”, añadió en la misiva.
La renuncia de Mendoza llega justo cuando arribaron a Panamá este jueves 220 médicos cubanos para “reforzar” el sistema sanitario, apabullado por el ritmo vertiginoso de la pandemia de la COVID-19 en el país, el más castigado de Centroamérica por el coronavirus y el de mayor tasa de incidencia de la enfermedad en el continente.
“Esta mañana llegaron a nuestro país un total de 220 especialistas cubanos quienes vienen a reforzar el sistema de salud en esta lucha contra el #COVID19”, publicó escuetamente en sus redes sociales el Ministerio de Salud (Minsa) este 24 de diciembre.
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La contratación de galenos especialistas extranjeros fue anunciada el pasado 15 de diciembre por el titular de Salud, Luis Francisco Sucre, quien alegó que se están adecuando instalaciones para el creciente número de pacientes infectados con el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 pero no hay personal suficiente para atenderlos.
Ante este anuncio, saltaron a la luz pública varias opiniones a favor y en contra de la polémica decisión. Por ejemplo, la Comisión Médica Negociadora Nacional dijo que no se opone pero que deberían priorizar la contratación de médicos nacionales disponibles.
El directivo Julio Osorio, de esta entidad médica señaló que lo primero es terminar de pagarles a los médicos que le han dado la cara al coronavirus desde hace meses. La población panameña también se cuestionó cómo le pagarán al personal extranjero contratado.
Osorio consideró que también se deben nombrar 200 médicos generales panameños que se pueden entrenar, por ejemplo, para ayudar en las unidades de cuidados intensivos. El Minsa debe cumplir con el pago a los profesionales de la salud y, además, dotarlos de los equipos de protección personal adecuada.
Además de cubanos, el Gobierno panameño pretende contratar médicos de Estados Unidos, México, Venezuela y Colombia, dijo Sucre en su momento, una medida que causa mucha polémica en Panamá debido a que la medicina es una de las decenas de carreras y oficios reservadas por ley solo para nacidos en el país centroamericano.
“Hacemos un llamado a todos los especialistas y médicos generales del país que no están en el sistema a que presenten su hoja de vida y así sumarse a la primera línea de batalla contra esta pandemia. #UnidosVenceremos”, publicó este jueves el Minsa en un mensaje que sigue al que anuncia la llegada del personal cubano.
El régimen de La Habana, por otra parte, debe estarse frotando las manos, pues la venta de servicios médicos por la dictadura, es una de sus principales fuentes de ingresos. Por ello venden la imagen internacional de la “solidaridad” entre países hermanos, cuando lo que realmente sucede es la explotación de los galenos de la isla.
El pasado septiembre, más de 400 médicos denunciaron ante Naciones Unidas a la Seguridad del Estado de Cuba por esclavitud.
La Relatoría Especial sobre las formas contemporáneas de la esclavitud, incluidas sus causas y consecuencias; y la Relatoría Especial sobre la trata de personas, especialmente mujeres y niños, han calificado de «trabajo forzoso» las condiciones en la que laboran los médicos cubanos, así como otros profesionales -maestros, ingenieros o artistas-, que forman parte de las misiones internacionales que desde 1963 la dictadura cubana despliega en el exterior.
Panamá, un país de 4,2 millones de habitantes, acumulaba hasta este jueves 220 mil 261 casos confirmados y 3664 muertes desde marzo pasado. Ahora vive un crecimiento descontrolado de la pandemia desde noviembre, que le ha llevado a registrar cifras inéditas de casos y muertes diarias por la enfermedad, así como también de pruebas de diagnósticos aplicadas.
“Panamá continúa registrando la más alta incidencia (número de casos nuevos de una enfermedad en una población y período determinado) entre los países de las Américas, con 4511,1 casos acumulados por cada 100.000 habitantes hasta el 13 de diciembre”, dijo el informe más reciente de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).