Los sectores estratégicos para el Estado cubano como la salud, telecomunicaciones, energía, defensa y prensa permanecerán vetados para el sector privado, pese a la eliminación de la restrictiva lista de actividades a las que podían dedicarse hasta ahora los trabajadores por cuenta propia.
El Ministerio cubano de Trabajo publicó este miércoles la relación de 124 empleos que seguirán prohibidos para los llamados "cuentapropistas", para los que sin embargo ahora se abre la posibilidad de dedicarse a más de 2.000 ocupaciones frente a las solo 124 autorizadas previamente.
Ámbitos especialmente importantes para el Estado por motivos económicos o político-ideológicos quedan fuera del alcance de los trabajadores autónomos, que en este momento representan el 13 % de la población ocupada en Cuba.
De acuerdo a la lista, profesionales de alta cualificación como los médicos, odontólogos, arquitectos, abogados, ingenieros o investigadores en ciencia y desarrollo seguirán sin poder trabajar de forma independiente fuera del sector estatal.
En el sector de la educación, que en Cuba es universal y gratuita y representa una de las banderas de la Revolución, solo se permitirá el trabajo autónomo en categorías como el cuidado de niños, el "repaso" a domicilio o la enseñanza de música y otras artes, idiomas y gimnasia.
Dentro de la industria manufacturera aparecen en el listado rubros de exportación que suponen una entrada fuerte de divisas a las arcas estatales, como el azúcar, el tabaco y la industria farmacéutica.
También están vetadas la impresión de prensa y libros, además de la fabricación de vehículos automotores, motocicletas, buques, trenes, aviones o naves espaciales.
Muchas de esas categorías están limitadas también en cuanto a la venta de productos.
Los cubanos no podrán dedicarse de forma privada a la venta al por mayor de ningún artículo excepto productos agropecuarios, y tienen específicamente prohibida la comercialización de vehículos de automotor y de sus piezas, tabaco, combustibles, equipos de telecomunicaciones y productos farmacéuticos y medicinales.
Los sectores de la prensa y la cultura también concentran numerosas restricciones, como el ejercicio del periodismo, la edición y maquetación de libros y prensa, la producción audiovisual y cinematográfica, la grabación de sonido y edición de música, la exhibición de películas, las transmisiones de radio y la gestión de salas de conciertos, galerías de arte y librerías.
Tampoco estará permitido crear y gestionar clubes deportivos profesionales, a excepción de gimnasios.
Las telecomunicaciones, otro sector estratégico y que supone una importante fuente de entrada de divisas, seguirán siendo monopolio estatal, al igual que actividades financieras como la oferta y gestión de seguros, fondos de pensiones o de sociedades en cartera, entre otros.
Según la lista publicada este miércoles, los cuentapropistas no podrán ejercer como agentes de viajes y operadores turísticos, ni dedicarse a los servicios funerarios.
El sector de la energía y sus ramificaciones (explotación de recursos naturales, minería o hidrocarburos) queda asimismo reservado al Estado, al igual que la caza con fines comerciales.
Por último, permanecen prohibidas las asociaciones profesionales, como las de empresarios o sindicatos.
El Gobierno cubano anunció el pasado sábado la eliminación de la restrictiva lista de 127 actividades por cuenta propia que estaban permitidas hasta ahora y su sustitución por el listado de 124 ocupaciones limitadas o vedadas difundido este miércoles, una medida largamente reclamada por cuentapropistas y economistas.
La medida llega en un momento crítico para la economía de la isla, que se contrajo un 11 % el año pasado a consecuencia de la pandemia de coronavirus, el refuerzo de las sanciones de Estados Unidos y la tardanza en poner en marcha las reformas aprobadas hace una década para impulsar su ineficiente modelo de corte centralizado.
El trabajo autónomo ha sido uno de los ámbitos más golpeados por las más recientes sanciones de Estados Unidos y por la pandemia, a pesar de lo cual los expertos consideran que sigue siendo la mayor fuente potencial de creación de empleo en la isla, y que es fundamental para absorber trabajadores de las sobredimensionadas empresas estatales.
El sector privado y los economistas acogieron con alegría la desaparición de la lista de actividades permitidas, aunque recordaron que siguen pendientes las reformas legales que permitan a los trabajadores autónomos constituirse en pequeñas y medianas empresas.