La oficialista Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) entregó este viernes sus premios Juan Gualberto Gómez por la obra del año 2020 y en la categoría “Televisión” el laureado fue Lázaro Manuel Alonso, joven que ha arremetido en comentarios y programas especiales contra organizaciones de la sociedad civil independiente, al tiempo que defiende la naturaleza totalitaria del régimen.
El jurado decidió reconocer a Alonso después de estudiar 15 propuestas y “teniendo en cuenta la excepcionalidad de los momentos vividos en el 2020, provocados por la pandemia de Covid 19 y los retos ideológicos a los que se enfrentaron los profesionales del periodismo cubano”.
Del joven periodista, devenido propagandista que recientemente criticó la canción “Patria y Vida” porque, a su juicio, no contribuye a la unidad de los cubanos de dentro y fuera de la isla, el jurado exaltó “la capacidad para abordar con honestidad y excepcional brillantez acontecimientos trascendentales del país”.
Asimismo, destacó “su entrega y pasión periodística, evidenciadas en una voluminosa obra este año”, que pulsa “la sensibilidad popular en situaciones inéditas a las que se enfrentó la sociedad cubana” y honra “el sentido de servicio público del periodismo”.
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Este viernes el régimen galardonó también a Rosa Miriam Elizalde, una de sus comunicadoras más reconocidas, con el Premio Nacional de Periodismo José Martí.
Elizalde funge como vicepresidenta primera de la UPEC y el premio, el más alto reconocimiento individual que concede el oficialismo en materia de periodismo, le fue entregado por “la obra de la vida”.
Según palabras de Ricardo Ronquillo, presidente de la UPEC, para conceder este premio a Elizalde se tuvo en cuenta su "interés profundo por defender y actualizar la tradición del periodismo revolucionario", entre otros méritos acordes a los intereses del régimen.
El funcionario dijo además que la galardonada es "una líder creativa cuya impronta en el periodismo cubano de la Revolución es significativa".
En ambos casos Ronquillo remarcó el trabajo de Elizalde dentro del llamado periodismo de la Revolución, que no es otra cosa que apegarse al discurso oficialista, aunque para esto se tenga que faltar a premisas tan básicas del oficio como el respeto al equilibrio informativo y la idea de objetividad.
Mientras voceros del régimen como Elizalde y Alonso son premiados, los periodistas independientes son perseguidos por el aparato represivo del castrismo para evitar que informen sobre la realidad del país y su gente.
A lo anterior hay que sumar que los medios de comunicación son propiedad del Estado y sus instituciones, y que desde la ley, incluyendo la Constitución del país, se prohíbe la existencia de medios privados, lo que le garantiza al régimen continuar monopolizando casi toda la información, como ha venido haciendo durante las últimas seis décadas.