¡Basta ya de indolencia! Cubano estalla contra mal estado del Túnel de La Habana

Un cubano estalló en las redes contra la indolencia de las autoridades ante el mal estado del Túnel de La Habana, una joya de la ingeniería civil cubana y francesa que corre el riesgo de terminar en el abandono o cierre definitivo como otras tantas cosas en Cuba
Túnel de la Bahía. Foto: José Manuel Correa/Radio Rebelde
 

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El cubano Orlando Aymel Alfaro Montoya se hartó de la indolencia y el irrespeto aparejados al mal estado de importantes obras en el país y llamó a las autoridades a no priorizar la imposición de multas y arreglar de una vez el Túnel de La Habana para evitar accidentes.

En un post en Facebook, Alfaro Montoya denunció que hace ya bastante rato que en el interior del túnel tienen puesta una plancha de metal y hay otras deficiencias estructurales que pueden propiciar accidentes.

“Es irresistible el ruido que provoca (la plancha) cada vez que un vehículo pasa sobre ella; es verdaderamente ensordecedor. A eso súmenle la filtración que existe en ese mismo tramo, sabemos que el agua salitre es resbaladiza”, describió sobre las malas condiciones del túnel, al tiempo que cuestionó a las autoridades sobre qué esperan para arreglarlo.

“¿A qué esperamos, a que pase por ahí Díaz-Canel o a que un vehículo reviente un neumático y provoque un múltiple accidente, donde se perderían vidas humanas? La policía del túnel solo se dedica a inspeccionar los vehículos y poner multas a diestra y siniestra, tal parece que ya ese lugar no pertenece a la Empresa de Conservación de Túneles, sino que es un Punto de control más, (para no controlar nada)”, escribió Alfaro Montoya en su post.

“¿Acaso poner multas resulta más eficaz, para evitar un accidente, que arreglar este problema? ¡BASTA YA DE INDOLENCIAS!”, concluyó con evidente molestia e indignación.

El post de Alfaro Montoya ha generado decenas de comentarios desde su publicación, muchos de los cuales coinciden en que el estado del túnel denota inoperancia e indolencia de las autoridades.

Para el usuario identificado como Alberto Fernández, seguirá con la plancha de metal, las filtraciones y el resto de malas condiciones hasta que “haya un gran accidente y haga uso de su presencia el primer secretario, el gobernador y demás comitiva”.

Otro, identificado como Leosvel, coincidió con la parte de la denuncia relacionada con el mal actuar policial en el túnel. “Sólo está para vigilar por la cámara si tocaste la raya amarilla y ponerte la multa. Eso sí no falla”, explicó, insinuando despreocupación por cuánto favorecen la ocurrencia de accidentes las malas condiciones del lugar.

Eduardo Sánchez consideró que la obra motivante de la crítica de Alfaro Montoya “será la próxima víctima del abandono”. “Dentro de poco lo cerrarán y se irá destruyendo solo, como el resto de La Habana. Ya lo veremos”, sentenció.

Una maravilla mal atendida

El Túnel de La Habana o de la Bahía, dado que no es el único de la capital cubana, aunque sí el más importante y emblemático, discurre por debajo de la Bahía de La Habana y figura entre las siete maravillas de la ingeniería civil de la isla.

Con una extensión de 733 metros, fue construido por la empresa francesa Societé de Grand Travaux de Marseille entre los años 1957 y 1958, y bajo condiciones extremadamente difíciles debido a la necesidad de trabajar bajo agua.

La obra fue inaugurada el 31 de mayo de 1958. A cargo de su dirección de ejecución y proyección estuvo el ingeniero cubano José Menéndez Menéndez, quien, junto al grupo de trabajo que lo acompañaba, diseñó un sistema de tubos de hormigón reforzado que ha sido capaz de soportar grandes toneladas de agua.

En los últimos años, el Túnel ha sido bloqueado de manera parcial o total en numerosas ocasiones bajo el argumento de mantenimientos y reparaciones.

Ello, y la persistencia de condiciones como las expuestas por Alfaro Montoya en su queja, sugiere que la obra no ha podido ser bien atendida por un régimen económica e infraestructuralmente incapaz o muy limitado, por lo que no es de extrañar que esa maravilla de la ingeniería civil cubana y francesa termine corriendo el mismo destino de abandono, cierre o derrumbe que otros lugares y obras de La Habana y Cuba toda.

 

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