Raúl Castro podría morir sin pagar sus crímenes, advierte Washington Post

Raúl Castro “puede morir sin tener que rendir cuentas por lo que hizo en el poder”, como mismo sucedió con su hermano Fidel
Raúl Castro. (Ariel Ley/AFP/Getty Images)
 

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Tras el anuncio de que el último de los hermanos Castro, Raúl, ha cedido la jefatura del Partido Comunista de Cuba (PCC), los medios de prensa internacionales se han centrado en dar cobertura “a lo que podría significar su retiro para el futuro de la empobrecida isla”.

No obstante, según el columnista del Washington Post, Charles Lane: “se debe prestar más atención a las implicaciones del pasado de Cuba, específicamente, los crímenes y errores de los últimos 62 años del gobierno de Castro”.

En un artículo de opinión, Lane advierte que el militar de 89 años, “puede morir sin tener que rendir cuentas por lo que hizo en el poder”, como mismo sucedió con su hermano Fidel, de quien heredó el control político total en 2011 y luego falleciera a los 90 años en 2016.

“Seguramente este también es el plan de Raúl; a pesar de la imagen de abuelo que ha cultivado en los últimos años, junto con la de un aspirante a 'reformador', tiene más que un poco de sangre en las manos”, afirmó el autor estadounidense.

Lane subraya que no es “posible desenredar la culpabilidad de Raúl de la de Fidel, su hermano mayor, dominante, que solía tomar las decisiones, pero que se apoyó en todo momento en la firme complicidad de Raúl”. No obstante, reconoce que “la salida cuidadosamente organizada de Raúl hace que tal ejercicio de justicia retrospectiva para Cuba sea poco probable durante su vida”.

“(…) no parece preocupado, y no lo ha estado durante algún tiempo”, dijo sobre el sucesor de la dictadura de Fidel Castro, la más longeva del hemisferio occidental.

El columnista detalló cómo incluso antes de que el Ejército Rebelde derrocara a Fulgencio Batista, ya existían evidencias que muestran a Raúl “vendar los ojos a un supuesto traidor, momentos antes de que un pelotón de fusilamiento le quitara la vida”. “Uno de los muchos asesinatos de este tipo en las filas rebeldes”, publicó Washington Post.

En su texto, Lane refiere que Raúl Castro a inicios de enero de 1959, “supervisó las ejecuciones sumarias de unos 70 presuntos ex policías y soldados del ex régimen de Batista, cuyos cuerpos fueron arrojados a una zanja en las afueras de la ciudad de Santiago de Cuba”. "Un baño de sangre", como catalogara estos hechos en ese momento el senador Wayne Morse.

También se comenta como no existía ninguna justificación “para los campos de trabajos forzados en los que 35.000 cubanos, en su mayoría hombres homosexuales, testigos de Jehová y otras personas consideradas necesitadas de reeducación laboral, fueron internados entre 1965 y 1968”.

“Las condiciones eran brutales; unos 70 murieron por tortura y 180 se suicidaron”, precisó Lane.

Estos campos estuvieron dirigidos por las Fuerzas Armadas del régimen castrista, bajo el mando de Raúl, entonces ministro de Defensa. “De hecho, según los informes, fueron una creación suya, siguiendo el modelo de campamentos similares en Bulgaria de los que se enteró mientras visitaba ese país comunista en 1962”, acotó el columnista.

Otros de los crímenes que se adjudican a los hermanos dictadores cubanos, están relacionados con la intervención de tropas cubanas “para proteger la dictadura marxista de Etiopía”, en la época en que Raúl todavía era ministro de Defensa en la década de 1970.

“Apoyaron al régimen en Addis Abeba mientras su líder, el teniente coronel Mengistu Haile Mariam, masacró a 10,000 oponentes durante el 'Terror Rojo' de 1976 a 1978, y mientras cientos de miles murieron de hambre debido a la colectivización forzosa de la agricultura en Mengistu a mediados de la década de 1980”, explicó Lane.

El autor norteamericano mencionó además, como en 1989, Fidel y Raúl “volcaron las armas contra los principales miembros de la nomenclatura cubana”, ejecutando a cuatro de ellos por “cargos falsos de traición y tráfico de drogas”. “El verdadero delito parece haber sido desafiar la autoridad de los hermanos Castro”, señaló.

En el texto se denuncia también como al mando de Raúl se derribaron en 1996 dos aviones de la organización Hermanos al Rescate con base en Estados Unidos, mientras volaban sobre aguas internacionales tratando de ayudar a cubanos que escapaban de la isla en balsas y murieron los cuatro cubanoamericanos a bordo.

“No hay suficiente espacio en esta columna para los miles de cubanos (y otros) que murieron, enfrentaron encarcelamiento o sufrieron de otras formas, incluido Walterio Carbonell, un intelectual marxista negro encarcelado en 1968 por insistir en que la revolución haga más para combatir el racismo”, condenó Lane, quien opinó además que “las sentencias definitivas requerirían una investigación, del tipo que las comisiones y, en un grado limitado, los tribunales, se llevan a cabo durante las transiciones democráticas de Chile, El Salvador, Sudáfrica y Europa del Este”.

“La memoria y la verdad pueden impedir que Raúl Castro y sus sucesores dinásticos escriban su página en la historia sin oposición”, concluyó.

 

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