Bicicletas pertenecientes al proyecto Ha’BiCi, que ha sido financiado con fondos públicos del País Vasco y de Naciones Unidas, se vieron en la caravana que convocó el régimen cubano para celebrar la represión de las protestas de 1994 conocidas como “el Maleconazo”.
El acto se coordinó a través de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), brazo del gobernante y único Partido Comunista. Aylín Álvarez, nueva jefa de esa organización política, declaró que la caravana –planificada en el peor momento de la pandemia– fue para recordar la “victoria popular” del 5 de agosto de 1994, como definió a la arremetida de policías, militares y paramilitares con la supervisión de Fidel Castro, que hace 27 años frenó una protesta popular contra la dictadura.
Tras el estallido social del pasado 11 de julio, duramente reprimido por orden del actual presidente Miguel Díaz-Canel, el castrismo ha escenificado actos para mostrar el apoyo de sus partidarios, aunque muchos asisten bajo coerción de las direcciones de sus centros de estudio o trabajo. En ese contexto ajeno a sus objetivos, participa el proyecto Ha’BiCi/Neomovilidad, financiado con 2.2 millones de dólares por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), según se declara en su página de Facebook.
En la caravana, se vio varias bicicletas pertenecientes a Ha’BiCi, publicitado como el primer sistema de bicicletas públicas de La Habana. En sus inicios (noviembre del 2018) la iniciativa involucró a la Oficina del Historiador (OHCH), la Dirección Provincial de Transporte y el emprendimiento privado Vélo Cuba, así como a la Agencia Vasca de Cooperación para el Desarrollo y la empresa Tecnalia, de la región autónoma española, quienes suministraron unos 60 vehículos. Muchos de esos artefactos rodaron por el malecón este jueves apoyando la represión castrista.
Un reportaje de enero del 2021 publicado por el medio oficialista Cubadebate, menciona como responsables del negocio que alquila los vehículos a Nayvis Díaz Labaut, directora de Vélo Cuba, y a Daniel Castellanos Curi, especialista de Movilidad Urbana de la Dirección de Plan Maestro de la Oficina del Historiador.
Para entonces, con la venia del régimen sumaban al menos “299 bicis adquiridas por los esfuerzos de la OHCH” y habían aumentado a 8 estaciones repartidas por la capital.
Otra nota de Cubadebate difundida a finales de abril del 2021 dio cuenta de un salto en el negocio de las bicicletas financiadas por dineros extranjeros. Convocaron a un concurso de licitación para la contratación del sistema de gestión del Sistema de Bicicletas Públicas del proyecto Ha’BiCi/Neomovilidad. Proponen a empresas estatales o no que compitan por gestionar “9 cicloestaciones y un total de 350 bicicletas”. No se aclara en el texto si la agencia privada Veló Cuba continúa involucrada como hasta hace poco, aunque por algún post de redes sociales pareciera que sí.
La licitación, concretamente, está dirigida a implementar un Sistema de Bicicletas Públicas en la zona de Fontanar-Reparto Abel Santamaría-Wajay-CUJAE-Reloj Club.
“El proyecto piloto se nombra Ha’Bici Neomovilidad; es (…) implementado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) y el Fondo para el Desarrollo del Ministerio del Transporte” de Cuba.
En virtud de esto, Naciones Unidas financia durante 4 años a la entidad del régimen con 2.2 millones de dólares, para “la promoción del uso seguro, cotidiano y masivo de la bicicleta como medio de transporte sostenible y ecológico, que contribuye a la mitigación del cambio climático”. Pero el castrismo da otros usos a esos fondos y vehículos.
El periodista José Raúl Gallego, al comentar un post de Facebook de un usuario que preguntaba por la procedencia de las singulares bicicletas, opinó que la participación de Ha’BiCi en el acto político es “otra prueba (una más) de que todo termina en el msmo lugar [el gobierno cubano]. No hay ni puede haber casualidad”.