Estados Unidos lanzó este domingo un ataque aéreo en la capital afgana contra un atacante suicida del Estado Islámico en el Jorasán que manejaba un vehículo cargado de explosivos y suponía una “amenaza inminente” para el aeropuerto de Kabul, donde el jueves murieron 170 personas, entre ellas 13 militares estadounidenses, como consecuencia de un ataque terrorista que se adjudicó esa organización yihadista.
A la misma hora del ataque estadounidense se reportó la caída de al menos un proyectil contra una vivienda cercana al aeropuerto, que dejó al menos seis civiles muertos, niños incluidos. Testigos en Kabul aseguran que el impacto contra la vivienda, ubicada al noroeste del aeródromo, y el golpe lanzado por Estados Unidos desde un dron forman parte del mismo hecho.
“Estamos seguros de que dimos exitosamente en el objetivo”, aseguró un funcionario estadounidense, que además precisó que el ataque contra la facción afgana del Estado Islámico (ISIS-K, por sus siglas en inglés) había causado “un número significativo de explosiones secundarias”.
Éstas, además de evidenciar la presencia de explosivos en el vehículo, que supuestamente iban a emplearse contra el aeropuerto, pudieron haber causado la explosión que acabó con la vida de seis personas.
La víspera, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, consideró que era “altamente probable” otro ataque terrorista en Kabul.
“Nuestros comandantes me han informado de que un ataque es altamente probable en las próximas 24 a 36 horas”, declaró el mandatario en un comunicado, luego de reunirse con su equipo de seguridad nacional para evaluar la situación en Afganistán.
También este sábado EE.UU. mató a dos objetivos “de alto perfil” de ISIS-K como represalia por el ataque del jueves. La operación, confirmada por el Pentágono, se realizó mediante un dron y tuvo como objetivo una base de operaciones de la agrupación terrorista en la provincia de Nangarhar, en el este afgano.
Hasta el momento no han trascendido los nombres de las víctimas. John Kirby, portavoz del Departamento de Defensa, evitó ahondar en el papel específico de estas personas dentro de la organización. “Eran planificadores y facilitadores”, se limitó a decir.
Lea también
El ataque en Nangarhar y el de este domingo en Kabul se producen a tres y dos días, respectivamente, de que Biden prometiese perseguir y hacer pagar a los responsables de la muerte de los 13 estadounidenses en las inmediaciones del aeropuerto, última esperanza para miles de personas que huyen del Talibán.
Los integristas islámicos se han hecho con el control de Afganistán en menos de dos semanas tras la retirada militar de EE.UU. para sorpresa del mundo, que contempla estupefacto la facilidad con que recuperaron el terreno arrebatado por la OTAN en 20 años de lucha.
En paralelo a los enfrentamientos, Washington y sus aliados prosiguen aceleradamente con las labores de evacuación de sus nacionales y colaboradores afganos en el aeropuerto para culminar antes del 31 de agosto, fecha límite impuesta por los talibanes.
Foto de portada: EFE