Una cubana refugiada en Trinidad y Tobago llevó a su hijo a operarse en el buque USS Comfort

La cubana Yaquelín Vera y su hijo Erick Reyes llevan cuatro años en Trinidad y Tobago como refugiados de las Naciones Unidas.
Una cubana refugiada en Trinidad y Tobago llevó a su hijo a operarse en el buque USS Comfort
 

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La cubana Yaquelín Vera ha vivido cuatro años en Trinidad y Tobago como refugiada de las Naciones Unidas preocupada por la salud de su hijo Erick Reyes "Cuco", de 20 años.

"Me partía el alma verlo retorcido en el piso por los dolores abdominales y yo sin poder hacer nada", cuenta Yaquelín a RadioTelevisiónMartí.

Su hijo llevaba años sufriendo los efectos y dolores producidos por una hernia umbilical, que en Trinidad y Tobago nunca se pudo operar.

"En Trinidad solo podemos asistir como refugiados a un hospital público, un turno médico puede demorar años, imagínate una operación", aseguró esta madre cubana que llegó a este país en septiembre de 2015 como turista ,con sus tres hijos y su madre.

Cuando se enteró de que el buque-hospital de la Armada estadounidense USS Comfort iba a llegar al país caribeño Yaquelín se lanzó a rellenar los formularios en internet. "Pedí para mis otras dos hijas y para mi mamá, pero solo aceptaron a Cuco, quizá por capacidad", aseguró al citado medio.

Tres horan tardaron ella y su hijo en llega al Comfort, anclado en el Golfo de Paria, a tres millas del puerto de Brighton; desde la barriada de Curepe, donde residen.

Una lancha de la armada de Trinidad y Tobago los trasladó hasta la embarcación. Allí Yaquelín estuvo tres días junto a su hijo.

El buque de 272 metros de eslora, originalmente un tanquero y convertido en hospital en 1987, está habilitado para atender a heridos en conflictos bélicos y también brindar ayuda humanitaria en casos de desastres naturales o atentados como el del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York.

La atención que recibieron Yaquelín y su hijo en el barco-hospital norteamericano la califican de excelente.

“Un cola muy bien organizada, personal médico te hacía una entrevista previa, muchos hablaban español. Eran militares, pero llenos de amor”, cuenta Yaquelin sobre la tripulación, que está integrada por más de 200 médicos, enfermeras y técnicos militares y civiles estadounidenses y de otras naciones.

Entre sus pertenencias, la madre del paciente llevaba una bandera cubana, que ella y su hijo desplegaron para agradecer la atención prestada.

“Me motivó a llevar la bandera el sentir, saber que una vez dentro de ese buque estaba pisando territorio americano. Me sentí libre y con la protección que un refugiado anhela como ser humano”, cuenta Yaquelín.

 

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