Activistas y periodistas responden a académicas que piden a EEUU cambio de política hacia Cuba

Activistas, periodistas y académicos cubanos criticaron esta semana un artículo de las politólogas argentinas Laura Tedesco y Rut Diamint, que piden un cambio de EEUU hacia Cuba
Díaz Canel y Raúl Castro. Foto: Cubadebate
 

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Activistas por la democracia, periodistas independientes y académicos cubanos criticaron esta semana el texto “¿Por qué debería el gobierno estadounidense cambiar su política en Cuba?”, de las politólogas argentinas Laura Tedesco y Rut Diamint. Las estudiosas sugieren que el gobierno de Estados Unidos debería levantar las sanciones económicas que “afectan a los cubanos más que al régimen”, y no excluir a “la dictadura” de foros internacionales como la Cumbre de las Américas.

“El gobierno de EE.UU., junto con los gobiernos latinoamericanos, podría preparar una estrategia para impulsar el diálogo y ayudar a los cubanos a provocar el cambio político”, afirman Tedesco, profesora de la Saint Louis University-Madrid Campus, y Diamint, de la Universidad Torcuato Di Tella, en Buenos Aires.

El historiador y politólogo Oscar Grandío Moráguez, afirma que “la cantidad de planteamientos errados en este texto sobre Cuba –imagino escrito de buena voluntad– resaltan acá desde los primeros párrafos”.

Grandío, Doctor en Historia en York University (Canadá), critica que las autoras “asumen a la diáspora cubana como un ente compacto, con una visión errada sobre la situación en Cuba, que difiere radicalmente de aquella de la población” en la isla. Además, que “asumen que influencia de La Habana no es clave para supervivencia de Maduro” en Venezuela.

Tedesco y Diamint argumentan que Cuba “no representa una amenaza para Estados Unidos, ni para el resto del mundo” y “no es un Estado fallido”. Además, que el régimen de La Habana “ya no” sigue “exportando” la revolución.

De acuerdo con lo escrito por Grandío en Twitter, el “texto se enmarca en vieja dinámica falaz: niega agencia a sociedad civil cubana para el cambio (diáspora incluida), la menosprecian y miniaturizan; da enfoque colonial a la resolución de crisis (con EE. UU. como variable clave); y minimiza rol desestabilizador global del régimen”.

Las autoras reprochan que “Cuba, junto con Nicaragua y Venezuela, no fue invitada a la Cumbre de las Américas que se celebró entre el 6 y el 10 de junio en Los Ángeles. Esto fue un error”.

Según Tedesco y Diamint, “la cumbre podría haber sido una oportunidad para restablecer la cooperación y el diálogo promovidos por la administración Obama”.

Michel Céspedes, del Movimiento Cristiano Liberación (MCL), asegura que la visión expresada por las investigadoras “no sólo es un fraude, sino un blanqueamiento político hacia el castrismo, que por décadas ha tenido secuestrado al pueblo con la anuencia de los países que se llaman democráticos”.

En otra parte del artículo, Tedesco y Diamint afirman que “los jóvenes opositores no parecen estar preparados para asumir una transición” en Cuba.

“¿Qué le hace pensar que la oposición cubana está menos preparada que lo que estuvieron otras en transiciones desde abajo?”, cuestionó José Raúl Gallego, periodista de investigación y académico de la Comunicación.

Para Gallego, “es muy discutible” la propuesta que hacen las académicas “en este momento y la subvaloración de que los cubanos no pueden hacerse cargo de una transición. Como si fuéramos a permitir que viniera alguien a hacerla”.

La activista Salomé García Bacallao coincide con Gallego, y señala que la propuesta del artículo aparece “en un momento en que las protestas se han extendido y multiplicado en sectores tan variados de la sociedad, a pesar de la represión, seguir insistiendo en los 'jóvenes artistas' como el único sector que puede impulsar una transición es un insulto”.

Por su parte, la curadora de arte y activista Anamely Ramos, una de las participantes en el conocido acuartelamiento del disidente Movimiento San Isidro en 2020, dijo “que pocas veces he leído algo que sea tan contradictorio en sus planteamientos. Y creo que es a propósito”.

La intelectual opinó que “ese para atrás y para alante está pensado para encubrir las mentiras que son establecidas en el texto. ¿Esa generación nueva, quiénes son? ¡Nada que ver conmigo!”

En el debate generado en Twitter, Laura Tedesco respondió a Anamely Ramos que se trata de “un artículo de opinión que no tiene intención de encubrir mentiras. Puede ser que no estés de acuerdo en lo que se plantea, pero no es necesario que digas que hay un propósito de engañar”. “Acepto tu rechazo, pero no cierres las puertas al diálogo”, agregó Tedesco.

“¿Pero diálogo con qué exactamente? El texto está lleno de inexactitudes e incluso de mentiras. Es mentira que las sanciones no afecten a la cúpula en el poder y solo al pueblo, por ejemplo. Lo que realmente creo es que se debería escuchar más a los cubanos y a los conocedores”, replicó Ramos.

“Esto es lo que sucede cuando cedemos los espacios de investigación a agentes externos”, opinó, sobre el polémico artículo, la profesora cubana de arte Omara Ruiz Urquiola, investigadora principal del Observatorio de Libertad Académica. “Lo triste es que este disparate se paga con dinero destinado a la libertad de Cuba”, concluyó.

 

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