El presidente de EEUU, Donald Trump, anunció este lunes la designación como grupo terrorista de la Guardia Revolucionaria iraní, una medida sin precedentes contra los militares de otro país, que llevó a Irán a adoptar la misma medida respecto a las tropas estadounidenses en Oriente Medio.
Las sanciones contra esa poderosa organización, que entrarán en vigor dentro de una semana, derivarán en restricciones de viaje y posibles cargos criminales para quienes colaboren con los Guardianes de la Revolución, algo que puede afectar a empresas de Europa, porque esa entidad tiene un peso importante en la economía iraní.
"Este paso sin precedentes (...) reconoce la realidad de que Irán no solo es un Estado patrocinador del terrorismo, sino que el IRGC (siglas en inglés de la Guardia Revolucionaria), participa, financia y promueve el terrorismo como una herramienta estatal", dijo Trump en un comunicado.
El presidente norteamericano reconoció que su decisión marca "la primera vez que Estados Unidos ha declarado jamás como grupo terrorista extranjero a una parte de otro Gobierno", pero consideró necesario dejar claro que "hacer negocios" con los miembros de esa fuerza es sinónimo de "financiar el terrorismo".
La Guardia Revolucionaria iraní, creada después del triunfo de la Revolución Islámica de 1979 para proteger el nuevo sistema teocrático, es la organización militar más poderosa de Irán y controla amplios sectores económicos del país.
EEUU acusa a ese cuerpo de elite de estar detrás de la muerte de unos 600 de sus soldados en Irak, así como de proporcionar apoyo material a otras organizaciones que considera terroristas, como el grupo chií libanés Hizbulá y el movimiento islamista palestino Hamás.
El Gobierno de Trump ya sancionó en 2017 a los Guardianes por su apoyo al terrorismo y les cerró así las puertas al sistema financiero estadounidense, por lo que algunos expertos consideran redundante la nueva designación.
Pero el impacto extraterritorial de la nueva designación como grupo terrorista puede complicar aún más el panorama para las empresas extranjeras que quieran negociar con Irán, algo que muchas compañías se han pensado dos veces desde que EEUU se retirara hace casi un año del acuerdo de 2015 sobre el programa nuclear iraní.
En enero, los países europeos firmantes de ese pacto -Alemania, Francia y el Reino Unido- crearon un mecanismo financiero llamado Instex para que sus empresas pudieran comerciar con Irán sin violar las sanciones estadounidenses, pero la medida de Trump aumenta la incertidumbre respecto a esas operaciones.
"Si usted es el abogado de una institución financiera europea, ahora hay más riesgos" a la hora de negociar con Irán, advirtió el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, en una rueda de prensa.
"La IRGC representa una parte significativa de la economía iraní, a través de su cleptocracia. Y a veces es difícil saber si la IRGC está involucrada (en un negocio en particular)", añadió Pompeo.
Se calcula que esta rama de las Fuerzas Armadas iraníes controla alrededor de una tercera parte de la economía de Irán a través de diversas empresas y filiales, que le vinculan a los principales proyectos de construcción de infraestructuras, así como a las industrias petrolera, gasística y petroquímica.
La decisión de sancionarla es fruto de un agitado debate en el Gobierno de Trump, donde algunos funcionarios en el Pentágono y la CIA advirtieron de posibles represalias contra las tropas estadounidenses en Oriente Medio.
Irán ya había advertido de que adoptaría "medidas recíprocas" si EEUU castigaba a la Guardia Revolucionaria, y hoy el Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán designó también como grupo terrorista a las tropas de Estados Unidos desplegadas en la región de Oriente Medio, bajo el Mando Central (CENTCOM, en inglés).
"Este Mando Central es responsable de implementar las políticas terroristas del Gobierno de Estados Unidos en la región de Asia Occidental, poniendo en peligro la seguridad nacional de la República Islámica de Irán", indicó el Consejo en una nota.
El anuncio de Trump se produjo, además, en la víspera de unas elecciones muy disputadas en Israel, lo que refuerza la impresión de que EE.UU. quiere inclinar la balanza a favor del primer ministro, Benjamín Netanyahu, después de haber reconocido hace dos semanas la soberanía israelí sobre los ocupados Altos del Golán.