Colas en Cuba: con ganas de aquello y sin esperanza de nada

Hacer colas en la isla es un ejercicio obligatorio para conseguir esto, eso y aquello. Lo más triste, aparte del tiempo que roban y las frecuentes discusiones, es que muchas veces dejan a uno con las ganas de aquello que necesita y sin esperanza de conseguirlo pronto
Cola de madrugada para comprar en Galerías Paseo. Foto: tomada del Facebook de Marisol García
 

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La escasez de alimentos y bienes de primera necesidad en Cuba, agravada por el impacto de la pandemia de coronavirus y la inflación derivada del “ordenamiento” monetario emprendido por el régimen, obliga a los cubanos a estar casi a diario en largas e interminables colas para comprar lo esencial.

Colas que, sin importar cuán temprano marques, sacrificando tu sueño y tu tiempo, no te garantiza en lo más mínimo conseguir aquello que requieres y ansías, llámese pollo, detergente, aceite, jabón o cualquier otro artículo común y de uso diario.

Pero a pesar de esa falta de garantía, a las colas hay que acudir y llegar lo más puntual que se pueda. El ejercicio puede ser fútil, mas es inevitable. Los comunes, esos carentes de contactos y ajenos a redes de trapicheo, deben hacer sus colas como condición obligatoria para conseguir algo, aún y cuando muchas veces no lo logren.

Es el caso de la usuaria identificada en Facebook como Marisol García, quien este sábado, tras horas de cola en la madrugada en una de las tiendas más populares de La Habana, regresó a casa sin aquello que fue a comprar: pollo y artículos de aseo personal.

¿La causa? Que no alcanzó turno para el alimento y la tienda del aseo no abrió en la jornada, sabrán Dios y los administradores debido a qué “razonable” motivo.

El desperdicio de tiempo y la cola fallida de García se produjo en Galerías Paseo, tienda ubicada en las inmediaciones de la intersección del Malecón y la calle Paseo, en el Vedado habanero.

“AGUANTA, PUEBLO DE CUBA: ¡FUERZA! Marcar a las 5h08 y no coger turno para el pollo. Repartieron 150 y quedé siendo el 34 sin turno”, escribió con evidente indignación García en el grupo “El Vedado de siempre”, en la referida red social.

Según se desprende de sus palabras, no alcanzó pollo, además de por el límite de personas a ser atendidas por la tienda, por el hecho de que la cola creció en número apenas ésta abrió.

“¿No se les ocurre escanear a las 6h00 en Galerías Paseo?”, cuestionó, instando a un mayor control del personal formado en la cola, a la vez que criticó que no fuera hasta cerca de las 10:00 que se dignaran a decir que no iban a abrir “Agua y Jabón”, la tienda o departamento de Galerías que expende artículos de aseo.

Lo sucedido a García no es aislado. Día tras día cubanos exponen en las redes su frustración con las enormes colas a las que se ven obligados, tanto de madrugada como a cualquier hora del día, y que muchas veces terminan sin “final feliz”.

Hacer colas en la isla, más en tiempos de extrema escasez como el último año, es un ejercicio obligatorio para conseguir esto, eso y aquello. Pero lo más triste, aparte del tiempo y las frecuentes discusiones, es que puede dejarte con las ganas y sin esperanza de nada.

 

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