Varios cubanos han denunciado en redes sociales que el régimen, como parte de su cruzada contra el enemigo creado para culparlo de la escasez y el desabastecimiento: los “coleros” y revendedores, sentenció a un ciudadano de escasas posibilidades económicas y con familiares enfermos a siete meses de privación de libertad.
Bajo el delito de especulación y acaparamiento, contenido en el artículo 230 del código penal vigente, el ciudadano Alexander Broche Granado habría sido condenado a pasar tal tiempo en prisión por habérsele ocupado dos pomos de mayonesa, tres de aceite y 15 paquetes de detergente.
La sanción para ese delito puede ser de tres meses a un año de privación de libertad, o multas de 100 a 300 cuotas. Según la denuncia hecha en el grupo público de Facebook “Todos somos Placetas”, la sentencia a Broche Granado, conocido por Tingo, a quien además se le decomisó su bicicleta y dinero en efectivo, fue “dura” y excesiva.
“Todos somos Placetas exige la revisión de este caso ante la Fiscalía General o el Tribunal Supremo”, escribió el denunciante principal en el grupo de la mencionada red social. Tingo tiene “problemas familiares serios” y se presentaron en el juicio documentos acreditando cuántos enfermos tiene a su cargo y en la pobreza en que vive, agregó, al tiempo que exigió “Justicia para tingo”.
Del pedido se hicieron eco varios usuarios, para quienes lo sucedido a Broche Granado es un “abuso” y un “exceso”. “Me entristece mucho este caso, por favor investiguen su situación familiar, él no se lo merece”, escribió uno, mientras otra, en tono más crítico con el régimen y el sistema imperante en Cuba dijo que el caso da pena y es una “falta de respeto, de consideración y de dignidad”, muestra del uso político que se le da en la isla a las instancias judiciales.
“Siempre la soga revienta por la parte más débil y le tocó al pobre hombre pagar las culpas de una crisis, de la escasez de alimentos, de aseo, alguien tiene que pagar por eso y quién mejor que un pobre infeliz en representación de los ‘revendedores y acaparadores’. Lástima que eso no va a solucionar el problema, porque esa no es la raíz. Espero que recapaciten y le devuelvan sus pertenencias y su libertad, y que el pobre señor regrese a su hogar junto a su familia”, agregó la usuaria, identificada como Laidy Pérez.
Lea también
Muchos opinantes en el post de la denuncia dieron fe de la pobreza de Tingo, quien acude a la reventa para “sobrevivir” y ayudar a sus enfermos, y no para lucrar. Basta ver cómo vive y viste, dijeron algunos, para comprobar qué no especula ni es un “negociante inescrupuloso y rico”.
Asimismo, otros instaron a “irle arriba a los policías y dirigentes corruptos” y no a los pobres que buscan llegar a fin de mes, así como a resolver los problemas de fondo que tienen al país sumido en una crisis y escasez continuas, verdaderas causas de que haya acaparamiento, venta informal y “coleros”.