Dos epidemias difíciles de acabar azotan a Cuba: el gobierno comunista y la epidemia del dengue. La primera responde a causas políticas, la segunda es una enfermedad que se ha vuelto endémica en los barrios de Cuba.
´´Extirpar a los comunistas del poder es harto difícil, tras 60 años construyendo su nicho, convirtiéndolo en monolítico, sesgando a las figuras relevantes que pudieran organizar un poder paralelo que les dipute los votos en las urnas, pero no poder eliminar a un mosquito es una derrota de todos los días para el ministerio de salud pública, uno de sus publicitados logros de la revolución´´, dice Alberto Ponce, antiguo profesor de marxismo ahora dependiente de una cafetería particular.
Ponce recuerda, haber leído completo el libro de Afanasiev por lo menos 100 veces. Conseguía recitar de memorias párrafos completos. Alardeaba en los círculos de estudios a oficiales de la reserva, de conocer perfectamente el equilibrio geopolítico universal y en un mapa señalaba, hasta con los ojos cerrados, los focos de conflictos en los continentes y la supremacía socialista.
´´Pero eran los años 80, en plena guerra fría. Después, con la llegada del periodo especial a Cuba suspendieron la asignatura de marxismo y me quedé sin empleo. Luego de transitar por decenas de oficios, enganché este trabajo en la cafetería, pero ahora cogí el dengue y el dueño me mandó 15 días para la casa. ¡Yo no sé qué tiene ese mosquito! Llevan años tratando de eliminarlo sin conseguirlo. Parece como si hubiera mutado a una nueva especie´´.
Como Ponce, el matrimonio de Carlos y Maritza han contraído también dengue. Su vivienda colinda con la del antiguo profesor de marxismo y se culpan mutuamente de tener el foco en la vivienda.
Carlos no se levanta de la cama hace tres días. Tiene fiebre, no come. Maritza se hace cargo de la casa y de los niños, para que no falten a la escuela.
´´Los hombres son muy ñoños´´, dice Maritza, que a pesar del intenso calor del verano está envuelta en una bufanda. ´´Yo tengo dolor de cabeza, mareos, dolor en todas las articulaciones y fiebre, sin embargo no me he tirado a morir en una cama, ¡ni un segundo!, porque entonces, ¿quién hace las cosas de la casa?´´.
Otros vecinos que contrajeron el dengue en la misma cuadra, son Luis Pipe y Hortensia, matrimonio de la calle 230 y como los anteriores enfermos, ninguno ha acudido al hospital.
´´¿Para qué?´´, pregunta Hortensia. ´´Lo más probable es que te ingresen en un hospital de La Habana, que son la verdadera muerte, porque no hay camas, ni mosquiteros, ni higiene. Te dan una comida terrífica y mucho líquido, agua del lavamanos. Eso lo puedo hacer perfectamente en mi casa y hasta mejor´´.
Su esposo Luis no quiere hablar. Dice que le duele la lengua, el pelo, las uñas.
´´¡Todooooo…!´´, exclama finalmente, cuando insisto que describa los síntomas.
Juana es la presidente del Comité de Defensa de la Revolución de esta cuadra y fue la primera en contagiarse, pero aguantó como una verdadera revolucionaria, explicando a la familia y a los vecinos que ´´eso era solo un problema coyuntural y en siete días se curaba, solo había que resistir´´.
Según el doctor Ramírez, sub director del policlínico de Jaimanitas, el dengue es una enfermedad tropical transmitida por el mosquito Aedes Aghipty, que tiene a la dirección de salud en alarma naranja, porque hay casos en todos los municipios de todas las provincias y el número de fallecidos comienza a volverse alarmante. Explica:
´´Existen cuatro tipos de dengue, el más peligroso es el hemorrágico, que es la repetición del dengue en una misma persona y puede provocar taquicardia, hemorragias, alteración de la presión arterial, insuficiencia circulatoria o deshidratación, que en su conjunto pueden conllevar a la muerte´´.
´´En realidad no se ha descubierto todavía un medicamento eficaz para su cura, solo existe el tratamiento tradicional: ingestión de abundante líquido, reposo y el tylenol, que en Cuba está perdido. La fumigación pudiera matar a un porciento de mosquitos, la detección y eliminación de los focos de incubación también limita su procreación y las medidas higiénicas en las viviendas pueden ayudar, pero concuerdo que este tipo de mosquito es muy revolucionario. No quiere abandonar el país y lucha a toda costa por sobrevivir, aún en las peores circunstancias´´.