Mientras continúa la represión del régimen contra los miembros del Movimiento San Isidros (MSI) y los activistas que participaron en la protesta que se desarrolló a finales de noviembre en Damas 955 en La Habana Vieja, exigiendo la excarcelación del rapero Denis Solís, la dictadura intenta marear la perdiz realizando disímiles propuestas y actividades socioculturales en la barriada capitalina de San Isidro.
La más reciente es la inauguración de la "Casa de Titón y Mirtha", noticia que fue divulga el pasado fin de semana por la emisora estatal Radio Rebelde. Ante esto se impone aclarar que la actual residencia de Mirtha Ibarra, viuda de Tomás Gutiérrez Alea (Titón), está ubicada en el conocido barrio residencial de Miramar.
Según el texto de la emisora estatal, "nuevo centro cultural que abrió sus puertas este viernes en el barrio de San Isidro, justo el día del cumpleaños de uno de los principales directores de cine de Cuba", tiene como propósito "poner al servicio de la comunidad todos los materiales bibliográficos y audiovisuales relacionados con Tomás Gutiérrez-Alea" y su compañera de la vida, la actriz Mirtha Ibarra, publicó Radio Rebelde en su página web.
Ibarra, al realizar el anuncio, dijo que la "Casa" fomentará el intercambio cultural a través de proyecciones de películas, tanto para los niños, adolescentes y adultos de la comunidad, a lo que sumarán "debates, coloquios, cursos relacionados con la investigación y la crítica cinematográfica".
El nuevo espacio nació bajo la égida de la Oficina del Historiador de la Ciudad, además de contar con la colaboración de instituciones internacionales y organizaciones no gubernamentales.
¿Tendrán cabida los miembros del MSI y sus propuestas socioculturales en esa nueva instalación? Obvio que no, pues mientras iniciativas como esta de la "Casa de Titón y Mirtha" solo buscan legitimar a la dictadura entre los habitantes de San Isidro, el resto de la población y la opinión internacional, el MSI se ha propuesto legitimar como seres humanos a los cubanos, lo que incluye a los habitantes de esta barriada habanera, los cuales han padecido la marginalidad por más de seis décadas.
El régimen de La Habana utiliza la exclusión social como método de control sobre las masas, algo a lo que no va a renunciar, por el simple hecho, de que forma parte de la naturaleza del castrismo, y que no va a poder esconder ni con mil proyectos como este de la "Casa de Titón y Mirtha".