En 9 provincias de Cuba no hay centros para atender a personas sin hogar, reconoció este lunes la ministra de Trabajo y Seguridad Social, Martha Elena Feitó Cabrera, en una reunión de chequeo al Programa de Prevención, Asistencia y Trabajo Social, presidida por el presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en el Palacio de la Revolución.
En la reunión también estuvieron presentes, según reportes de la prensa oficial, el primer ministro Manuel Marrero y el comandante de la Revolución Ramiro Valdés, que pronto cumplirá 88 años.
Sólo en seis provincias del país existen instituciones sociales que “se dedican a la atención integral a las personas con conducta deambulante, que se encuentran en situación de vulnerabilidad, en estado de abandono o carecen de familiares obligados a prestar ayuda”, aseguró la funcionaria.
Estos centros tienen un carácter temporal, aclaró. En ellos se hace una caracterización social de las personas, se les asegura protección, asistencia médica y rehabilitación, e incluso aseo y ropa. Entre sus misiones, agregó la titular, está garantizar la reinserción al medio social y familiar.
"Esas instituciones no se nos pueden convertir en albergues", apuntó Feitó Cabrera. Cada caso tiene que llevar una solución, que puede ser el traslado a un hogar de ancianos, a un hospital psiquiátrico o al seno de la familia obligada a la protección.
El funcionamiento de esas instituciones no ha sido homogéneo en todas las provincias, reconoció la Ministra. De ahí que en esta reunión de chequeo — que se realizó mediante videoconferencia con todos los territorios — se presentaran los principios generales para que cada uno de los Centros de Protección elabore sus reglamentos de funcionamiento.
La mayor de esas instituciones para los sin hogar está en La Habana. Según detalló Reinaldo García Zapata, presidente de la Asamblea Provincial del Poder Popular, el centro capitalino tiene una capacidad para cerca de 500 personas, aunque el promedio de ocupación ronda los 250, que provienen también de otras provincias.
El sistema estatal de albergues para indigentes ha colapsado en los últimos años por el aumento constante de familias que quedan sin vivienda tras los ciclones y tornados, el mal estado de las edificaciones en todo el país, la incapacidad del Gobierno para cumplir sus planes de construcción de viviendas y la imposibilidad de hacerlo por cuenta propia.