El escritor cubano Pedro Junco López denunció este fin de semana vía redes sociales la ocurrencia de disturbios en Santa Cruz del Sur, Camagüey, por la venta de pollo. Según relató, hubo “incidentes violentos con la policía” y para calmar la situación se requirió hasta el apoyo de tropas especiales.
“Hoy no pondré poemas en mi muro. Estoy entristecido por mi pueblo natal. Ayer en Santa Cruz del Sur hubo disturbios por la venta del pollo; se produjeron incidentes violentos con la policía y fue necesario el auxilio de tropas especiales para llevar a la normalidad la situación”, inició su relato Junco, multipremiado por instituciones culturales del estado cubano y de la sociedad civil.
Para el escritor resulta un tanto inentendible la ocurrencia de episodios como esos en su pueblo natal, “uno de los municipios más ricos en producción de alimentos del país”. “Se torna difícil creer una bronca callejera allí para adquirir un mísero paquete de pollo... ¿Cómo se puede explicar eso? ¿Cómo podemos entender lo tantas veces cacareado de que cada municipio recibirá de acuerdo a lo que produzca?”, cuestionó.
“En Santa Cruz del Sur existe un gigantesco criadero de camarones y uno de los más importantes combinados pesqueros del país; posee una plataforma marina donde los pargos, las sierras, langostas y quelonios pululan junto a una gama de muchas otras variedades de peces y mariscos. ¿Por qué los pobladores de Santa Cruz del Sur sufren también la falta de alimentos?”, preguntó en su post Junco, autor de la novela “Treinta y seis hombres a bordo”, de gran acogida en la Feria Internacional del Libro de la Habana en 2015.
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Para él resulta inentendible, si uno se basa en una lógica productiva elemental, cómo es posible que, si en estos meses las vías de comunicación del municipio están cerradas, no aparezcan “las capturas de los pescadores particulares que anteriormente y a riesgo vendían a visitantes foráneos sus capturas”.
“¿Qué destino tienen?”, volvió a preguntar, para luego afirmar que son “capturas santacruceñas que hoy no llegan a la capital de provincia y que, junto a la persecución a los vendedores de carne de cerdo han creado un vacío en el plato fuerte camagüeyano que no avizora pronósticos halagüeños”.
“Tantas veces lo hemos venido diciendo que ya hasta resulta desagradable repetirlo. Hay que desactivar el monopolio estatal con el productor particular de alimentos, sea hombre de mar o de tierra firme, pues se correrá el riesgo de situaciones aún más graves que la sucedida ayer en mi querido pueblito. Si el gobierno cubano continúa cerrando las vías de escape para la alimentación del pueblo, satanizándolas como ilegales, no será suficiente mostrar por las pantallas televisivas esa cantidad y variedad de productos virtuales en la Mesa Redonda, imposibles de asir debido a su inexistencia…
“Quedarnos en casa para controlar la pandemia es una gran idea. Pero quedarnos en casa con hambre, es una bomba de tiempo”, concluyó Junco su relato y análisis, que hasta el momento goza de decenas de comentarios de aprobación.