El cineasta cubano Fernando Pérez criticó este 3 de febrero a la televisión cubana por manipular los sucesos del 27 de enero frente al Ministerio de Cultura y descalificar a los miembros del 27N.
“Mercenario es una palabra que descalifica”, sostuvo Pérez en una entrevista con el también realizador Ian Padrón, y señaló a la prensa oficialista por no darle espacio a los jóvenes artistas para que defendieran sus puntos de vista en igualdad de condiciones.
“Nuestra realidad ha ido evolucionando con el tiempo y ese grupo de jóvenes son reflejo de esa realidad, un grupo diverso, y en esa diversidad está su fortaleza”, agregó el director de filmes como El ojo del canario y Suite Habana.
Pérez reveló que, en realidad, nunca imaginó que hubiera diálogo entre las autoridades y los jóvenes manifestantes que se congregaron en las afueras del Ministerio de Cultura el 27 de noviembre de 2020 para exigir más libertades y respeto a los grupos disidentes.
Los hechos se lo confirmaron —declaró—, pues al día siguiente la prensa comenzó a descalificar y ofender a los jóvenes artistas e intelectuales.
Una comitiva del 27N se plantó en las afueras del Ministerio de Cultura el 27 de enero para exigir el diálogo prometido y siempre postergado por las autoridades, pero fue desalojada de allí a golpes, en un acto violento que dirigió el propio ministro, Alpidio Alonso.
La agresión, filmada por medios independientes y difundida en las redes, es una violación de las leyes cubanas, y debería ser penada, aunque en Cuba el sistema de justicia garantiza impunidad a los altos cargos del gobierno.
Según el Artículo 8 de la Ley de Revocación de Mandatos, “los elegidos a los órganos del Poder Popular pueden ser revocados si incurren en hechos que los hagan desmerecer de buen concepto público o manifiestan una conducta incompatible con el honor de ser representante del pueblo en un órgano del Poder Popular”.
Intelectuales, políticos y organizaciones internacionales se solidarizaron con los artistas reprimidos, quienes fueron introducidos en un ómnibus y sometidos a golpizas, como comentaron a medios independientes.
Por estas acciones, Alonso y sus viceministros, entre ellos Fernando Rojas, han merecido el escarnio de la opinión pública cubana, que ve en ellos el símbolo de la represión y la obstinación suicida de la cúpula castrista.