No podemos olvidar que el viceministro, Fernando Rojas, quien ahora se ve acorralado y recibirá al grupo de manifestantes pacíficos fuera del Ministerio de Cultura, es un "guapo de parque" que le teme a los artistas.
En noviembre anterior sacó a relucir sus ínfulas de macho autoritario cuando públicamente en Twitter llamó a un cibernauta -sin identificar, además- a batirse en un duelo en el monumento a Benito Juárez, cito en la calle G de La Habana.
"Te estoy retando, cobarde anónimo. Da la cara", así escribió el funcionario del régimen a un tal "Arapet" luego de un intercambio en esa red social, que nadie sabe si es una persona real o un bromista que quería 'correrle máquina' a Rojas.
Ahí vimos entonces al viceministro en el parque el 28 de noviembre de 2019, donde como era de esperarse, no llegó nadie.
"Aprendan", escribía horondo en su Twitter. ¿Qué personalidad de la cultura y academia se presta para estas vergüenzas en el mundo?
Pues este viernes, un año después de aquel acto bochornoso, Rojas dijo que recibiría a un grupo de personas, en representación de los más de 100 que se encuentran frente al Mincult exigiendo respeto para el Movimiento San Isidro y un diálogo.
A esta hora de la tarde aun no hay noticias de la entrada de los interlocutores.
"¿Qué pasó Fernandito, se acabó la guapería? ¿Ya no invitas a nadie a fajarse? ¿En que parque los vas a esperar? Se te puso la cosa malita. Vas a tener que pedir refuerzos", comentó en Facebook, Arturo de la Fé, productor del Festival Rotilla.
Fuentes en el lugar indicaron a ADN Cuba que entrarían a la institución unas 30 personas, como representantes de varios gremios: prensa, música, artes plásticas, entre otros.
En el lugar también se encuentran otros artistas prestigiosos de la isla como Tania Bruguera, Lázaro Saavedra, Camila Lobón, Julio Llópiz; y el dramaturgo, Yunior García Aguilera.
También cabe destacar que aunque Rojas se haga el "dialogador", en los alrededores del lugar ya se concentra una cantidad importante de agentes de la Seguridad del Estado, amenazando con un acto de repudio.
