Un artículo publicado en el periódico Granma, diario oficial del Partido Comunista de Cuba –único permitido en la isla y que domina con mano de hierro–, defiende que “al eximir a los viajeros cubanos del trámite consular de prórroga de estancia en el exterior, el Gobierno de Cuba ha dado muestras, una vez más, de sensibilidad y capacidad de diálogo”.
De esta manera intentan matizar el hecho de que el régimen, presionado por cubanos de dentro y afuera de la isla, debió suspender su impopular disposición, con la que pretendía extorsionar a los cubanos que están en el extranjero, pero que mantienen residencia en la isla.
El texto lo firma Karima Oliva Bello, cubana residente en México y que según declara en Facebook es docente en Universidad Veracruzana, pero en la isla se le conoce sobre todo como articulista en medios y blog procastristas.
Reconoce que “desearía que, en algún momento, se eliminara cualquier trámite que condicione el estatus de residencia y los derechos en Cuba de los cubanos que estamos fuera”. Pero dice más: según asegura, sabe “que es muy posible que suceda”, una afirmación que dicha así, y en el principal periódico de la dictadura, no debe leerse como casual.
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Luego de ese momento de “sinceridad”, en el Granma comienzan a celebrar la supuesta “voluntad política de rectificar cuando es pertinente y justo”, de un régimen que solo ha demostrado desprecio por su emigración y e interesado cálculo. También se ataca a los cubanos que opinaron o firmaron la petición contra la medida del Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex) diciendo que “no hacen más que ofender, atacar y calumniar al Gobierno”.
La articulista Oliva Bello, interpretó el reclamo de elementales derechos, la protesta por la extorsión estatal, como una evidencia de que “no todos los que viven fuera de Cuba cuentan con 40 dólares mensuales, que hay quienes tampoco pueden pagar un pasaje, que la vida es muy difícil, que el salario no permite ahorrar y se vive al día, (…) que la abundancia del capitalismo es un cuento muy mal contado”.
En el Granma desearon, como si el castrismo fuera un abuelito inofensivo víctima de las circunstancias: “Ojalá pudiésemos dejar a un lado tanto resentimiento ante un Gobierno que muestra la disposición de escucharnos. El resentimiento es una actitud regresiva e infantil”.
Esa visión, que sí es muy infantil, cuando no cínica, contrasta con la más acertada y aguda del prestigioso sociólogo e historiador cubano Haroldo Dilla, quien se exilió en República Dominicana y actualmente reside en Chile.
El académico expresó sobre el tema, antes de que la dictadura se viera obligada a recular: “La medida del gobierno cubano de obligar a sus ciudadanos a pagar mensualidades de hasta 150 dólares cuando permanecen en el extranjero más tiempo que los dos años que les autorizan, es un ejemplo del autoritarismo desvergonzado que no reconoce derechos y de la situación miserable de la economía insular”.
No obstante, como queriendo decir “no os asombréis”, Dilla acotó en una publicación de Facebook que la extorsión es evidencia “también de lo que normalmente hace una clase política parásita y pordiosera cuando ha perdido a soviéticos y a venezolanos que los mantengan con sus subsidios”.