La agonía de remotorizar en Cuba

Varios motociclistas de Cuba comparten las dificultades que se le presentan para remotorizar o cambiar las unidades de sus motocicletas
Moto rusa en Cuba
 

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Danilo Huerta, vecino del barrio marginal Romerillo, es propietario de una moto MTZ de 1964, a la que le ha cambiado el motor en varias ocasiones. Por estos días se encuentra otra vez en las gestiones para comprar una nueva unidad, pero dice que la burocracia convierte en una odisea su intento.

“La unidad es el motor del equipo, es como el corazón de la motocicleta. Cuando lleva un cierto tiempo de uso hay que cambiarla, un trámite que antes se realizaba sin muchos contratiempos, pero hoy se ha complicado tanto que se convierte en una agonía”.

Danilo relata los pasos que debe dar un dueño de moto para acceder a comprar la unidad.

“Primero debe presentarse en calle 25 y Hospital para solicitar un anexo que emite la Dirección Nacional de Tránsito, una especie de autorización para la compra del motor. Luego con ese anexo, la fotocopia del carnet de identidad y varios sellos de correos, hay que acudir a Boyeros y Ayestarán y pagar 475 pesos por el derecho a la compra de la unidad, que se realiza en el punto asignado según el tipo de cubicaje del equipo”.

“Los puntos de ventas de unidades para motos de 100 cc, de tres y cuatro tiempos, se efectúan en la agencia Peugeot, en Multimarcas, y en Tercera y C. Y de más de 125 cc solo en el Reparto Eléctrico. Allá fui y me encontré un mundo de gente en la cola. Me dieron el turno número 627 de la segunda vuelta y solo venden 25 motores en el día”.

Otro dueño de motocicleta que también necesita remotorizar es Luis Cabilla, de Jaimanitas. Supo por el Granma que luego de tres meses de cierre por la COVID-19, los establecimientos estatales retomaron a partir del 9 de julio la venta de nuevos motores de fabricación china.

“Pero creo que tendré que seguir machacando con el motor viejo, porque es mucho el papeleo y muy larga la cola, que no avanza”. 

Se calcula que en Cuba existan más de un millón y medio de estos medios de transporte. Durante muchos años constituyó uno de los principales estímulos para los macheteros en la zafra azucarera y los trabajadores destacados. También integrantes de las brigadas del CAME (Consejo de Ayuda Mutua Económica) que viajaron a países socialistas como Polonia, Hungría, Checoslovaquia y Bulgaria trajeron a Cuba motocicletas, que hoy necesitan de motores nuevos. 

“Pero la burocracia es un cáncer que se come al socialismo”, sentencia Luis. “Vender solamente 25 motores en el día, contra cientos de miles de necesidades, es algo que se escapa al raciocinio. Hablé con un amigo mío que trabaja en un almacén y me dijo que hay motores hasta para hacer dulces, pero que en Cuba todo tiene que ser con dolor, con sufrimiento”.

“Además, las unidades vienen con sus accesorios: carburador, baple, tubo de escape, pero en las agencias los venden por separado para sacarle dinero extra”.
 
Mientras la cola para remotorizar camina en cámara lenta, los dueños de los viejos Minsk, Corcoveos, las potentes Urales, los ETZ y MZ, o las Carpatis y Bejominas, deberán continuar rodando con sus viejos motores, a la espera del reemplazo por las nuevas unidades chinas.

 

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