Había mujeres con el rostro ensangrentado, adolescentes detenidos por filmar sus alrededores, personas lanzadas como objetos a camiones antimotines, gases lacrimógenos. También se vio a hombres indefensos en el piso, golpeados por seis oficiales a la vez, y a un presidente incitando a la violencia en la televisión nacional. Estas son algunas imágenes que circulan en redes sociales y medios internacionales como testimonio de los hechos. Por primera vez en 60 años hubo protestas masivas en más de 100 poblados de Cuba, incluidas las capitales de las provincias. La respuesta oficial fue reprimir y culpar al gobierno norteamericano de la crisis, e incitar a las manifestaciones de sus cuadros.
Hasta hoy continúan las detenciones de personas que se manifestaron o promovieron la convocatoria en sus redes, incluidos menores de edad. Un registro actualizado por activistas y organizaciones independientes ha logrado contabilizar casi 700 detenciones. Desde el 23 de julio, los medios independientes comenzaron a dar a conocer los juicios sumarios contra aquellos que el gobierno considera los cabecillas de las protestas o que tuvieron protagonismo por grabar o defender a otras personas que eran golpeadas por los cuerpos policiacos.
Cuatro días después de estas protestas, en una rueda de prensa junto a la canciller alemana, Angela Merkel, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se pronunció sobre el tema. El gobernante aseguró que su administración tiene "la capacidad tecnológica de restaurar" el acceso a internet móvil en Cuba. El mandatario también descartó facilitar a corto plazo el envío de remesas a la isla y anunció que su gobierno está dispuesto a expedir vacunas, si son administradas por una organización independiente.
La respuesta oficial desde Cuba fue comunicada a través de la cuenta de Twitter del presidente Miguel Díaz-Canel unas horas después.
Al respecto, el presidente de la isla escribió que si Biden “tuviera sincera preocupación humanitaria por el pueblo cubano, podría eliminar las 243 medidas aplicadas por el Presidente Donald Trump”. El tuit concluye afirmando que el cese del bloqueo sería el primer paso de una posible ayuda.
Como es su costumbre, Díaz -Canel se negó a recibir ayuda de Estados Unidos, insistiendo en que solo esperan el levantamiento del bloqueo / embargo. Una petición que el mandatario caribeño sabe que es imposible de conceder, e incluso que escapa a las manos de Biden, pues requiere la autorización del Congreso.
La magnitud de las manifestaciones en Cuba de la última semana fue inédita, ni siquiera el Maleconazo en 1994 podría servir ser un referente, pues las del 11J fueron nacionales. Sin embargo, las reacciones del mandatario caribeño resultaron previsibles.
Para el exdiplomático cubano Carlos Alzugaray esta respuesta era la esperada. Alzugaray señala que es humillante que el gobierno americano ofrezca lo que califica como “demagógico y politizado”. Y añade que Cuba probablemente consienta donaciones de cualquier país, excepto de Estados Unidos. “El gobierno no acepta cualquiera que sea trato condescendiente”.
Actualmente la isla vive una profunda crisis económica y social que empezó meses antes de la pandemia mundial y fue reconocida por Díaz-Canel en septiembre de 2019. Hay dificultades para obtener alimentos básicos, productos de aseo y medicinas, además de calzado y ropa, y entre más pasa el tiempo la isla se convierte en un país con alimentos. Los casos de Covid-19 presentan las cifras más altas desde que empezó la pandemia, los récords de muertes aumentan cada semana, algunos centros hospitalarios han colapsado. Además de que decenas de operaciones y servicios de salud se han cancelado para dar prioridad a pacientes de Covid-19.
Lennier López, politólogo cubano asentado en Miami, tampoco esperaba otra respuesta oficial que no fuera el rechazo ante las declaraciones de Biden, quien calificó al estado cubano como fallido. Para López, es impensable que el régimen permitiera que una organización que no esté bajo su control participe en el control administrativo de la vacuna, por ejemplo.
Realmente, el presidente norteamericano no anunció medidas concretas, ni revirtió las políticas más cuestionadas de Trump (como la suspensión de las remesas y vuelos), ni tampoco implementó nuevas sanciones. Aparentemente no hubo cambio real más allá de las palabras.
Lo único tangible que ofreció en ese momento fue la posibilidad de enviar vacunas. Un compromiso que era poco probable que su homólogo aceptara. Cuba posee cinco candidatos vacunales, y dos de ellos han sido anunciados por las autoridades del país como tratamientos altamente efectivos, aunque todavía no han concluido las evaluaciones requeridas por la Organización Mundial de la Salud. La isla ha informado sobre las dificultades para obtener implementos como jeringas, no escasez de tratamientos.
Además, no es la primera vez que las autoridades cubanas se niegan a recibir ayuda de Estados Unidos bajo situaciones excepcionales. En septiembre de 2008 también rechazaron la ayuda humanitaria tras el paso de los huracanes Gustav y Ike, que dejaron 140.000 viviendas destruidas y daños graves a la agricultura. El auxilio ofrecido ascendía a los 5 millones de dólares.
Quizá lo novedoso de las palabras de Biden del pasado 15 de julio fue el anuncio de que estudiarían cómo facilitar el acceso a internet. Algo que se ha quedado en el limbo desde entonces.
Y es justo esta propuesta la que no fue rebatida por Miguel Díaz- Canel, cuyo gobierno ha restringido la conexión en los últimos días. Solo ha sido posible conectarse a datos móviles mediante el uso de VPN como Psiphon y Edge Wise.
En cuanto a la posibilidad de Estados Unidos de proveer internet a la isla, Alzugaray la califica como inaceptable y lo atribuye a una reacción de Biden para tratar de complacer a determinados sectores, encabezados por el senador de origen cubano Bob Menéndez. Además, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, había pedido con anterioridad a la Casa Blanca que hicieran llegar internet a la isla vía satélite, o bien que expandan el acceso a ese servicio desde la embajada estadounidense en La Habana.
El exdiplomático cubano califica las palabras de Biden como cínicas o desinformadas. “Si hay un hombre muriendo de hambre no le ofreces internet”. En contraste con sas opinión, la internet ha sido reconocido por la ONU como un derecho humano. La organización además anima a todos los países a proveer a sus ciudadanos de acceso a la red y condena a las naciones que alteran esta libertad.
El servicio de Internet en Cuba es sumamente caro, si se compara con el salario promedio mensual, se entiende que es limitado por motivaciones políticas.
En el último año la reacción del estado comunista ha sido cortar el acceso o bloquear las aplicaciones de mensajería y redes sociales ante escenarios de protestas. El 27 de noviembre de 2020 cuando cientos de jóvenes realizaron una sentada pacífica frente al ministerio de Cultura para pedir el cese de la criminalización en el arte, entre otras demandas, se limitó la conexión. En la noche anterior, cuando agentes oficiales irrumpieron a la fuerza en la sede del movimiento San Isidro para sacar a los huelguistas, la señal fue cortada.
Internet nunca se concibió como un espacio libre en Cuba. Desde que se reguló por primera vez en 1996 a través del Decreto-Ley 209, se estableció que el acceso tendría un “carácter selectivo” y que la información que circulara debía estar “en correspondencia con nuestros principios éticos (los del gobierno)”. A través de la aplicación de decretos como el 370, aplicado durante la pandemia contra ciudadanos, las autoridades criminalizan publicaciones en redes sociales; además restringieron arbitrariamente el acceso a servicios móviles a personas específicas (activistas, periodistas, opositores, artistas), bloquean el acceso a medios de prensa independientes o apagaron las redes en general. En este contexto, la administración norteamericana parece estar manejando internet como un derecho fundamental que facilitaría la libertad de expresión y podría fracturar el férreo control que el régimen cubano ha intentado trasladar del mundo offline a la web.
Tampoco parece casual este ofrecimiento, teniendo en cuenta el rol que ha tenido la conexión para que se replicaran las protestas del 11 de julio. Si bien no es probable que se hayan coordinado por esta vía entre las más de 90 localidades que salieron a la calle, la difusión de los videos de San Antonio de los Baños, donde todo comenzó, provocó un efecto dominó en toda la isla. Las protestas fueron una bola de nieve que empezó a crecer durante las siguientes horas, pero después vino una ola de represión que se extendió por todo el país hasta hoy.
Sin ofrecer pruebas, Díaz-Canel ha señalado como principal responsable de estas manifestaciones a “las campañas de desinformación” y manipulación de la opinión pública financiadas por Estados Unidos y con un supuesto origen en Miami.
Lennier López desconoce si realmente es factible suministrar la conexión sin poseer infraestructura dentro de la isla, y espera que la administración de Biden no esté “vendiendo humo”, pero considera que sería una contribución importante ante los cortes.
Al ofrecer solo vacunas o una revisión en la política de remesas para que lleguen directamente a los familiares, sin intervención o ganancias para el estado, Biden estaba en un terreno que es conocido para su homólogo, cuya reacción habitual es rechazar y apelar a valores como la “dignidad” o usar el referente de la plaza sitiada.
En cambio, ofrecer Internet representa un auténtico cambio en el discurso, por lo que las autoridades de la isla no supieron responder. De ser posible, proveer Internet equivaldría a garantizar un derecho de expresión política que podría afectar al régimen, tanto desde lo económico como en su control social.
Casi diez días después de las declaraciones de Joe Biden sobre Internet no ha habido nuevas referencias al asunto. La administración Biden anunció el 22 de julio sanciones contra el ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) de Cuba, Álvaro López-Miera, y a una unidad militar de élite conocida como "avispas negras”. El Departamento del Tesoro los responsabiliza de la represión durante y tras las protestas.
Las sanciones consisten en bloquear cualquier activo que López-Miera o los integrantes de esa unidad de élite puedan tener bajo jurisdicción estadounidense, y prohíbe a las personas en su país negociar con ellos. En el caso de los integrantes de las Avispas Negras es una sanción que no parece trascender en la práctica. Son simples soldados sin poder político o económico, no agentes con influencia real, como suele tener la tercera generación de la cúpula, a quienes no han sancionado.
Al respecto el historiador cubano, Rafael Rojas escribió en su cuenta de Twitter que Biden parece caer en el mismo error de muchos de sus antecesores en relación con Cuba. “En vez de distender, escala el conflicto con su retórica liberadora y nuevas sanciones”. Rojas sostiene que la administración norteamericana no logrará apoyo internacional, como dijo que esperaba, al continuar con este discurso, y desviará el foco de la plural resistencia interna contra la represión. “Al cambiar el eje del conflicto, favorece al inmovilismo”.
Aunque a diferencia del pasado, cientos de artistas, intelectuales, medios de comunicación internacionales y políticos se han posicionado de forma crítica contra Cuba, incluido el gobierno de Canadá que usualmente se mantiene silencio. La palabra dictadura se ha vuelto más habitual para calificar al régimen de La Habana. En el caso del gobierno estadounidense, esta vez no hubo diferencias entre un republicano y un demócrata con respecto a la isla, sino continuidad.
*Foto: AP