Desde que los Castro asumieron, o mejor dicho, usurparon el poder, la vivienda en Cuba no ha dejado de ser un problema, muy a pesar de los planes y proyectos del régimen, principalmente por la falta de presupuesto, y por la mala gestión de los funcionarios, a lo que hay que sumar la corrupción, la cual no solo está en manos de los jefes, sino que de ella participan también los obreros.
Es costumbre que siempre, y donde quiera que comienzan obras constructivas, los vecinos alrededor aprovechen para reparar sus viviendas, lo cual va en detrimento de las propias obras, de ahí que la calidad de estas nunca sea la espera, a excepción de las que son controladas directamente por los militares, pero ese ya es otro caso.
De la mala calidad es testigo Luciano Curbelo Pérez, quien reside en uno de los edificios de la comunidad El Roble, específicamente en la calle 28, entre 8va. y Máximo Gómez, en el municipio capitalino de Guanabacoa.
En una carta enviada a la redacción del oficialista periódico Juventud Rebelde, Luciano cuenta que la comunidad donde vive, o malvive, fue fundada en 2014, a partir del llamado Proyecto de Construcción de Viviendas Económicas, "el cual consistía en erigir con urgencia edificios sin terminación, carentes de pintura interior ni puertas ni closet en los cuartos, y con material de baja calidad en puertas, ventanas, llaves, sistema eléctrico, piso mal pulido. Y sin enchape en baño y cocina", precisa, y define el proyecto como: "un verdadero caos, sin valor de uso".
"Mi apartamento se moja por el baño, cocina, terraza y comedor, las paredes cogen pase de corriente y hemos tenido que cambiar en tres ocasiones el sistema de alumbrado de la vivienda".
Para más detalles Luciano explica que las responsables de tal chapucería en varios edificios de la comunidad fueron empresas constructoras de Villa Clara, Matanzas, Mayabeque y Sancti Spíritus, las cuales ahora deben estar haciendo algo similar en otras regiones del país.
En 2014 Luciano fue uno de los beneficiarios de esos apartamentos: su casa natal se desplomó, y estuvo obligado a residir muchos años en albergues, en muy difíciles condiciones. Y cuando creyó que ya se solucionaría el problema, tuvo que enfrentarse a una vivienda sin terminar.
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Señala en su carta que todos estos problemas fueron informados oportunamente al Gobierno municipal, a través de planteamientos en las asambleas de rendición de cuentas del delegado, pero solo después de muchas discusiones con funcionarios y directivos, a raíz de una carta enviada por él al Comité Provincial del Partido Comunista en La Habana, se acordó la revisión de las edificaciones con cada empresa constructora. "Y se hicieron listas de remate que jamás se concluyeron, lo cual generó altercados con los directivos de las empresas constructoras".
Por fin en 2017 se aprobaron 80 subsidios para la ejecución del enchape por esfuerzo propio, "acción que no se cumplió en su totalidad por la incorrecta proyección de los funcionarios, así como por las inadecuadas acciones de control que nunca existieron, a pesar de que nunca perdí oportunidad de denunciarlo en la Vicepresidencia de Economía del Gobierno".
Más de dos años después, en noviembre de 2019, a partir de cartas dirigidas al Consejo de Estado y las Asambleas Nacional y Provincial del Poder Popular, se realizó en el edificio Villa Clara 8, una reunión con la presencia de la Intendente, la Vicepresidenta para la Construcción en el municipio, y el inversionista de la Vivienda en Guanabacoa, y en ella se acordó iniciar labores de recuperación de ese inmueble, y luego pasar al edificio de Luciano, por la envergadura de los problemas que presenta.
El pasado 26 de agosto se presentó en la comunidad un grupo de funcionarios del sistema de Gobierno y Vivienda, en respuesta a quejas de los moradores de los edificios Villa Clara 6 y 7. "Y para sorpresa nuestra -dice Luciano-, la Vicepresidenta del Gobierno para la Construcción alegó que debimos haber proclamado nuestra inconformidad con la vivienda en los primeros nueve meses de entregadas las mismas. Una vez más se pone de manifiesto el descontrol administrativo del departamento de Obras Nuevas de la Dirección Municipal de la Vivienda".
Luciano afirma y con razón, que su caso "es el de la totalidad de los núcleos", y reclama se le dé una solución justa al problema. "¿Volveré al albergue nuevamente por incompetencia de los directivos y funcionarios del sistema administrativo del territorio?".