El historiador e investigar social Leonardo Manuel Fernández Otaño decidió abandonar Archipiélago y el equipo de coordinación de Ágora por desavenencias con acciones políticas realizadas por Yunior García Aguilera tras su salida de Cuba y discrepancias con varios de los miembros de la plataforma, según explicó él mismo en su perfil de Facebook.
Fernández Otaño, una de las personas reprimidas y encarceladas el 11 de julio por manifestarse en las afueras del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), afirmó que tomaba su decisión movido por el peso de sus opciones personales y por su “vocación social a construir la Casa Cuba”, así como “en un ejercicio personal, libre de toda presión”.
“Cada ser humano es libre de elegir su camino, eso lo respeto profundamente y apoyo, pero cuando se inicia una opción debemos ser consecuentes con ello”, escribió el historiador, que fue sitiado en su domicilio por la Seguridad del Estado desde un día antes del 15 de noviembre para evitar su participación en la frustrada Marcha Cívica por el Cambio.
Según dijo en su post, la vocación que le llevó a entrar a Archipiélago sigue viva, por lo que seguirá apoyando la construcción del tejido social, pidiendo la liberación de los presos por motivos políticos y animando la reflexión ciudadana.
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Respecto a las discrepancias con miembros de la plataforma, Fernández Otaño explicó que siempre vivió Archipiélago como un espacio horizontal y de consulta, pero su ejercicio de crítica “fue tomado como una actitud negativa por una buena parte de los miembros”, lo cual respeta como un genuino derecho intelectual, pero no lo cree democrático ni sano.
“Salgo con la satisfacción de haber vivido durante meses un ejercicio de diversidad, en el cual todos fuimos partícipes arriesgando mucho, algunos sus empleos, otros el mundo de nuestros afectos. Gracias a mis amigos que me sostuvieron, porque a pesar de las presiones sus abrazos siguen ahí”, escribió.
Como miembro de Archipiélago, Fernández Otaño envió en octubre junto con Fernando Almeyda Rodríguez una carta abierta al gobernante cubano Miguel Díaz-Canel, en la que le espetaban que quien había desestabilizado el país era él y no los miembros de una plataforma cívica que le apuesta a la pluralidad y el diálogo.