“Aquí estoy para continuar la lucha”, Virgilio Mantilla cuenta las vejaciones sufridas en prisión

En conversación con ADN Cuba, el opositor Virgilio Mantilla cuenta las vejaciones y torturas a las que estuvo sometido durante la más reciente de sus condenas
 

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Con 30 años entregados a la lucha contra el comunismo y tres condenas por su activismo político, Virgilio Mantilla Arango, uno de los símbolos del movimiento por los derechos humanos, acaba de ser liberado luego de una condena de siete meses.

En conversación con ADN Cuba cuenta las vejaciones y las torturas a las que estuvo sometido durante todo este tiempo.

Soy miembro de la coalición Compromiso Democrático y representante de la provincia de Camagüey. Todos los meses salíamos a la calle a repartir entre la población los pensamientos de nuestro apóstol, aquellas ideas que el gobierno no quiere que la población conozca, que están suprimidas en los medios de enseñanza. Por tal motivo la policía política me fabricó un delito de acaparamiento y me sancionaron a siete meses de privación de libertad.

Este firme luchador de la sociedad civil contestataria, que reside en el poblado de Céspedes, en Camagüey, quiere agradecer a todas las personas que en ese tiempo levantaron su voz para denunciar su caso ante el mundo y condenar la injusticia sobre su persona.

Estos siete meses fueron totalmente de tortura psicológica y de intento de asesinato por medio de la Covid-19, acciones orquestadas por la dirección de la prisión y oficiales de la Seguridad del Estado en la prisión de máxima seguridad de Camagüey, conocida como Kilo 8, donde internan a reclusos peligrosos con condenas de más de 15 años y yo que tenía un delito menor de siete meses, tuve que soportar allí todo tipo de vejaciones y el aislamiento total, casi siempre en celdas de castigos.

Desde que llegué a la prisión Kilo 8 me declaré en huelga de hambre, pero la jefatura del penal introdujo en la celda a varios reclusos contagiados con el coronavirus. Por supuesto, me enfermé y estuve 10 días ingresado muy mal en el hospital Amalia Simone.

Virgilio Mantilla cuenta las disímiles formas que utiliza la Seguridad del Estado para quebrantar la salud y la determinación de los presos políticos. Busca encontrar los puntos débiles de los reclusos, estudiar sus padecimientos para recetar medicamentos incompatibles con la enfermedad, o introducir en los alimentos agentes contaminantes que van deteriorando poco a poco la salud de los reos.

Buscaron la manera en todo este tiempo de prisión de quebrarme, sin conseguirlo. Que no tuviera comunicación de ningún tipo, ni libros, ni revistas, ni periódicos, siquiera una hoja de papel ni un lápiz para escribir, porque no dejé ni un minuto de intentar denunciar sus atropellos. Por eso me aislaban, me mantenían solo y lejos de todo contacto con la población penal.

"Pero ni así lograron quebrantarme”, concluye este cubano de firmes convicciones y determinación de lucha. “Aquí estoy para continuar esta lucha que no parará hasta conseguir sus objetivos y que tanto esfuerzo y vidas ha costado, para seguir diseminando en la calle el pensamiento de nuestro apóstol, para poner en alto el nombre de Compromiso Democrático y de nuestra lucha por la libertad de nuestro pueblo”.

 

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