En los últimos meses, los problemas con el suministro de agua potable en La Habana han llegado a niveles tales que han provocado incluso que algunos residentes capitalinos salgan a las calles a protestar.
Otras de las maneras en que los habitantes de La Habana han denunciado esta situación ha sido a través de las redes sociales y medios de comunicación independientes. Los menos han acudido a la prensa del régimen, como Victoriano Picornell, quien dirigió una carta a la redacción del diario estatal Juventud Rebelde denunciando un salidero que vierte hace más de tres meses unos 20 litros por minuto.
Este 6 de junio el mencionado diario, en su columna Acuse de recibo, se hizo eco de la queja de Picornell, quien es vecino de la Calle Real No. 125, e/ 24 y 25, en la localidad de Cojímar, en La Habana.
"Denuncia en su carta que hace tres meses, frente al restaurante La Terraza de esa localidad marina, existe un salidero de agua potable que vierte y dilapida unos 20 litros por minuto", escribió el Juventud Rebelde.
"Ya ascienden a millones los litros de agua que, sin ser utilizados, han ido a parar al mar", señala Picornell.
El hombre explica que esta situación ya hace tiempo que es conocida por las autoridades, pero al parecer ha caído en tierra de nadie darle solución a este problema.
"Todos los organismos y entidades conocen de esa situación por medio de la población; y Aguas de La Habana lo que plantea es que han solicitado permiso para picar la calle y no le ha llegado".
Y Picornell concluye su carta preguntándose las mismas preguntas que muchos cubanos se hacen: "¿Hasta cuándo las negligencias le van a hacer daño a la economía de este pueblo? Es un problema que afecta a nuestra comunidad".
Según cifras del régimen, cada año se pierden más 300 millones de metros cúbicos por el agua bombeada que se fuga a través de los salideros, lo que equivale a un aproximado de cinco millones de dólares.
Tal cantidad de agua desperdiciada implica un gasto de 10 mil toneladas de combustible destinadas al bombeo, y cuatro mil 500 toneladas de productos químicos para el tratamiento del líquido.
Sin dudas este es un lujo que una economía en crisis como la cubana no puede darse, y menos el pueblo cubano, que es el que lleva la peor parte.