La falta de sensibilidad de los inspectores cubanos sigue hiriendo a muchos ciudadanos sin posibilidades de afrontar las multas decretadas por el régimen, muy superiores en cuantía a lo que reciben los trabajadores como salario aún después del pretendido “ordenamiento” monetario.
Esta semana una de las víctimas de tales penalizaciones fue Alba, cocinera del comedor del Sistema de Atención a la Familia (SAF) del Consejo Popular Guayabo, en el municipio Mayarí, Holguín.
La mujer fue multada con 8000 pesos el pasado jueves por haber machacado los plátanos hervidos para que los ancianos que se alimentan de la seguridad social y asisten a ese comedor pudieran ingerirlos más fácilmente. De acuerdo con los inspectores, Alba debía haber respetado el menú, que decía que el alimento a expedir era “plátano burro hervido”.
Para la cocinera machacarlos, el menú debía consignar “fufú de plátano”, por lo que ante tamaña “violación” de lo establecido, y a falta de irregularidades reales que castigar, Alba debía ser multada desde la perspectiva de los inspectores, cuya falta de sensibilidad y comprensión en los tiempos que se viven los hace ver sólo preocupados por recaudar y cumplimentar alguna eventual cuota.
“Si no me quitan la multa no trabajo más”, dijo públicamente Alba según Diario de Cuba, medio que consignó lo ocurrido pese a que ésta no dio declaraciones directas por temor y nerviosismo.
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“Estoy muy nerviosa con esa multa tan grande y no sé ni qué hacer. Me han desgraciado la vida esa gente”, comentó la cocinera, que delante de los clientes del comedor y vecinos de la zona anunció que reclamaría la sanción porque era “un crimen”.
“Yo que sólo gano 2 500 pesos al mes. ¿Cómo me van a poner 8 000 pesos por esa bobería? Lo siento por los viejitos, pero así no se puede trabajar”, cuestionó.
Los motivos de queja de Alba son comprendidos por quienes la conocen y asisten al SAF. Una vecina que presenció el abuso, citada también por Diario de Cuba, calificó de “estupidez” lo hecho por los inspectores y su definición de los plátanos machacados como “una violación terrible”.
De acuerdo con el referido medio, el barrio Guayabo está consternado con el suceso y describe a los inspectores que impusieron la multa con calificativos como “criminales”, “abusadores” y hasta “contrarrevolucionarios”.
A ojos de los vecinos, la irregularidad que invocaron para justificar la sanción está “cogida por los pelos” y más bien apunta a que la intención de los inspectores es “hacer daño o cumplir un plan de multas”.