El exantimotín Julio César Espinoza Gallegos, de 32 años, trabajó seis años en la Policía Nacional de Nicaragua. Tras la represión estatal desatada en su país en 2018 desertó, y según asegura, el policía que continúa activo es porque “le gusta matar”.
En una entrevista publicada por Nicaragua Investiga, Espinoza Gallegos afirmó que fue capacitado por agentes cubanos. “Mi curso de antimotín yo lo pasé con gente cubana y el entrenamiento es para prepararnos psicológicamente: que avancemos, avancemos y nunca para atrás (…)”, comentó sobre la estricta preparación que recibió.
“Ellos habían venido a Nicaragua con el objetivo de amaestrar varones y no mujeres”, detalló el exantimotín, quien señaló además que los cubanos les decían que si se echaban echábamos para atrás: “mejor nos fuéramos de las filas de la Policía”.
De acuerdo al reporte del citado medio, Espinoza Gallegos precisó que durante sus capacitaciones les hablaban de una supuesta “revolución amarilla”, llamada también como la “revolución de color”, términos que usaban los líderes socialistas sobre rebeliones que son “planificadas de hace mucho tiempo” para crear supuestamente “inestabilidad” en el país.
“Ellos sabían que en cualquier momento iba a reventar lo de abril, porque los antimotines estábamos preparados para eso”, aseguró.
El 18 de abril de 2018 iniciaron en Nicaragua una serie de manifestaciones por las reformas al sistema de seguro social, que originaron una fuerte represión por parte del gobierno de Daniel Ortega y la policía nacional que causaron alrededor de 325 personas fallecidas.
Ese día Espinoza Gallegos llegó como refuerzo a Camino de Oriente, donde se encontraban reunidos un grupo de personas protestando. “El 19 de abril me mandan a Masaya que es donde revientan (las manifestaciones) y salgo lesionado con una pedrada”, recuerda. Esto provocó que el antimotín estuviera tres meses de subsidio.
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La renuncia trae amenazas, cárcel y exilio
Julio César Espinoza Gallegos se integró en 2012 a las filas de la Policía Nacional, de la Dirección de Operaciones Especiales Policiales (DOEP). De acuerdo a sus declaraciones a Nicaragua Investiga, debido al adoctrinamiento que recibió, al comienzo de las protestas de 2018 todavía creía en que el líder sandinista realizaba una buena administración.
“Yo era uno de los que decía que el gobierno estaba bien, pero al ver las noticias en mi casa me doy cuenta lo que hacía sinceramente la Policía, que ya habían asesinatos. Desde ahí ya no estoy bien con la Policía”, reaccionó.
Al día siguiente de vencérsele su subsidio, el exantimotín presentó su renuncia. Comenta que inicialmente le propusieron ascenderlo y asignarle “un vehículo y arma”. Al no acceder a continuar en la Policía, lo comienzan a interrogar personas de la inteligencia, quienes le dijeron: “que atenga a las consecuencias si no voy a trabajar con ellos”.
El 10 de agosto de 2018 es sacado de su casa por paramilitares, según contó, y en la redada tomaron prisioneros a otros integrantes de su familia. “Estuvimos presos tres de la casa: toda una semana completa estuvo mi mamá, mi hermana, mi cuñado, mi padrastro y yo”, detalló.
Lograron salir pero él fue acusado por terrorismo, vandalismo, secuestro y traición a la patria, según explicó. “Eso fue represalia porque yo no quise reprimir a mi pueblo. Como yo no quise reprimir, toman esa represalia conmigo”, comentó sobre el arresto.
En 2020 se exilió hacia Costa Rica tras recibir amenazas constantes y persecución policial.
El exantimotín, afirma que hay muchos oficiales que por la necesidad permanecen en la Policía Nacional, pero tampoco están de acuerdo con lo que realizan. Sin embargo, señala que “un agente por necesidad no va a matar su prójimo”, señala el reporte de Nicaragua Investiga.