No somos marginales, somos cubanos libres

Ante la negativa del régimen a ceder frente a los reclamos de intelectuales y artistas, sus funcionarios insisten en emplear lenguaje de odio contra los que disienten
No somos marginales, somos cubanos libres, la respuesta ante lenguaje de odio
 

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A raíz de la protesta pacífica del Movimiento San Isidro (MSI), su desalojo violento el 26 por la Seguridad del Estado, el plantón de intelectuales y artistas frente al Ministerio de Cultura y las manifestaciones de apoyo a favor del MSI dentro y fuera de Cuba, han desatado, como era de esperar, la maquinaria propagandística del régimen buscando desacreditar el legítimo derecho a denunciar el incremento de la represión que sufren desde hace más de tres años los artistas independientes.

El presidente de la Casa de las Américas, Abel Prieto, recientemente realizó una publicación en la red social Twitter, donde califica de marginales a los intelectuales y artistas que han decidido, de forma pacífica, hacerle frente a la represión.

"El proyecto yanqui de fabricar en #Cuba una 'disidencia' entre nuestros intelectuales y artistas es muy antiguo y ha fracasado siempre. Resulta patético que tengan que reclutar marginales para disfrazarlos de creadores".

Esto fue lo que escribió Abel Prieto, pasando por alto que muchos de esos intelectuales y artistas son egresados de las escuelas y universidades del régimen, y que además tienen una obra consolidada en muchos casos, algunos a nivel internacional.

Las respuestas a este discurso de odio no se hicieron esperar. Algunos le respondieron en su propio tuit, y otros lo hicieron en otras redes sociales, como en el caso de Rosa Marquetti Torres, quien lo hizo a través de su cuenta en Facebook.

Rosa Marquetti, quien es una reconocida filóloga cubana, escritora, especialista en propiedad intelectual, investigadora, productora y musicógrafa, escribió:

"Me molesta mucho ver cómo algunos intelectuales en los últimos tiempos esgrimen la palabra 'MARGINAL' como una ofensa, que no oculta su desprecio clasista y racista", dijo, quien fuera la asistente ejecutiva del presidente de la Fundación Pablo Milanés y agregó:

"Para cualquier sociedad, y mucho más para las que se dicen socialistas, la marginalidad social es uno de sus mayores fracasos: es la evidencia de su incapacidad para sumar, para atraer y conquistar, y también para acabar con las precarias condiciones económicas y de vida que mantienen a esos individuos en los márgenes del proyecto social".

La intelectual cubana explicó además que "a este 'marginal' (en una clasificación similar lo tenían) la burguesía pacata y discriminadora de Cuba y USA lo tuvo entre ceja y ceja.  Solo lo pudo vencer una bala, el 2 de diciembre de 1948, a punto de cumplir 33 intensos años. (Y es curioso: siempre se habla de la MUERTE de Chano Pozo y no del ASESINATO DE CHANO POZO). Un día como hoy hace 72 años, a este 'marginal' lo estaban velando en el Paris Funeral Home, en el número 151 West de la 131 calle en Nueva York.  Desde entonces, mal que les pese a los 'finos' de nuestra intelectualidad, no han podido sacarlo de la cultura cubana y tienen que aceptar que haya sido el cubano que cambió para siempre el jazz en los Estados Unidos".

 

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