El régimen cubano volvió a negar este sábado la salida del país a Lidier Hernández Sotolongo, joven activista que permanece en la isla contra su voluntad desde el 15 de febrero, fecha en la que debía regresar originalmente a Uruguay, país en el que reside junto a su esposa y trabaja desde hace tres años.
“Uruguay me incluye en vuelo humanitario y no me dejan salir”, denunció Lidier en su perfil de Facebook mediante un directo hecho desde la terminal 3 del aeropuerto internacional José Martí, en La Habana. Según detalló, el vuelo partía de la capital cubana a las 07:00 horas de este 13 de junio.
Su nombre fue incluido entre la lista de pasajeros por la Embajada de Uruguay, que además le expidió los documentos necesarios para que pudiera regresar pese al reciente vencimiento de la cédula que le acredita como residente legal en la nación sudamericana.
Lidier llegó con la anticipación requerida para los vuelos internacionales, despachó su equipaje en tiempo y forma, pero al llegar al control migratorio fue nuevamente informado de que no podía abandonar el país, sin mayores detalles o explicaciones al respecto.
“Se viola mi derecho de libre tránsito y no se me permite regresar a Uruguay, donde soy residente legal, donde está mi esposa, donde estaba mi trabajo, que perdí por culpa de ellos (el régimen), que violan mis derechos”, denunció Lidier con evidente indignación.
“Se siguen violando derechos acá, tranquilamente. No importa, no pasa nada. Yo no puedo viajar, no puedo regresar a Uruguay, no puedo volver al país desde hace más de tres años porque a alguien se le antojó que yo no puedo viajar, violando así la Declaración Universal de los Derechos Humanos. No se reconoce la libertad de movimiento, ni de entrada y salida del país. Así que nada, un poquito más de continuidad”, agregó.
Según explicó Lidier, no había comentado nada del vuelo humanitario hasta ahora porque tenía la esperanza de poder salir. Sin embargo, “desgraciadamente”, no fue así. Estaba incluido en la lista del vuelo desde el miércoles, por las autoridades uruguayas, pero las cubanas decidieron privarle de ese derecho.
El directo de Lidier fue subiendo de tono a medida que exponía todo su malestar con la situación. Tal y como mostró, otros muchos cubanos, como la hija de la ministra de Educación y el presidente de la Asociación de Cubanos Residentes en Uruguay sí tuvieron el “privilegio” de abordar el vuelo y regresar a Uruguay.
“Son ciudadanos de primera categoría, que sí pueden viajar… Yo no. Sencillamente por decir las verdades y defender mi libertad de expresión”, dijo Lidier. “No hay República, no hay Estado de derecho. En una república todos los ciudadanos son iguales ante la ley. Estas cosas pasan porque vivimos en una dictadura”, concluyó.
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El régimen cubano justifica las prohibiciones de salida del país con la categoría de “regulados” migratorios, la cual, según lo escrito en la ley, debería aplicar para cuestiones de seguridad nacional, pero en la práctica es utilizada para reprimir y violentar los derechos de opositores, activistas y todos aquellos que resultan incómodos al oficialismo.
Lidier Hernández está claramente “regulado” por su activismo polítio. Residente en Uruguay desde 2016, en enero de este año regresó a Cuba con su esposa en una visita aparentemente normal, planificada tan sólo para unos días.
Sin embargo, el 15 de febrero, día previsto para regresar a la nación sudamericana en la que trabaja, las autoridades migratorias del régimen le informaron que tenía prohibición de salida, sin darle una justificación legal y argumentada.
No es que hiciera mucha falta, ya que Lidier y todos los que le conocen saben que se trató de una clara represalia por su activismo político, el cual no ha dejado de desplegar incluso en Uruguay, donde residen muchos cubanos.
En enero Lidier y otros migrantes de la isla, miembros del grupo Cubanos en Uruguay (Libres), se manifestaron frente a la embajada cubana en Montevideo. Fueron encarados por comunistas uruguayos, amigos del régimen, que incluso llegaron a tomar acciones de agresividad y violencia.
Por su directo del suceso, y el simple hecho de manifestarse, que es un derecho humano reconocido por Naciones Unidas, Lidier vuelve a estar regulado. Lo estuvo cuando solicitó su baja del Minint, donde trabajó como ingeniero informático. En ese entonces lo regularon por cinco años, que al final fueron tres luego de varias reclamaciones, y ahora no se sabe cuánto tiempo estará privado de su derecho de viajar libremente.
"Me encuentro acá en Cuba, la isla cárcel", dijo el regulado en entrevista con ADN Cuba en febrero. Consciente de que la regulación es un castigo por el activismo que realiza a favor de la futura democracia del país, y una arbitraria decisión que pone en riesgo su trabajo en Montevideo, Lidier denunció que cuando se le comunicó la prohibición de salida no se le dijo “desde cuándo ni hasta cuándo”.
“No me dan respuestas. No sé legalmente cómo justifican lo que hacen conmigo”. En ese entonces, Lidier había reclamado ya a tres instancias distintas: a la Embajada de Cuba en Uruguay, a la Dirección Nacional de Atención a la Ciudadanía del Ministerio del Interior de Cuba y a la Dirección Nacional de Inmigración y Extranjería, también del Minint.
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Dentro de dos días, el lunes, el joven cumplirá cuatro meses de retención arbitraria en Cuba. Cuatro meses sin su esposa y sin estar en el país donde quiere estar, en el que ya perdió el trabajo por la evidente represión de un régimen al que le resulta incómoda la libertad de sus nacionales, incluso fuera de sus fronteras.
Lidier está siendo usado como chivo expiatorio. Su caso es un claro mensaje para todos los cubanos que viven fuera de la isla. De querer entrar y salir sin contratiempos, mejor formar parte de organizaciones aplaudidoras del sistema cubano, o mantenerse callado, antes que hacer activismo democrático y manifestarse. Hacerlo puede conllevar a arbitrariedades de este tipo, que siguen pasando sin repercusiones mayores y con la complicidad, lo quieran ver así o no, de todos los que callan dentro y fuera del país.