En la provincia de Holguín, el Ministerio del Interior “enfrenta más de ocho grupos” de personas que habrían cometido “delitos contra el ganado mayor”, según informó la prensa estatal.
Aseguran que los operativos e investigaciones son por hechos ocurridos en los municipios Cacocum, Calixto García, Gibara, Rafael Freyre, Báguanos, Urbano Noris, y la ciudad capital, Holguín.
En Cuba, aunque te ocupes de criar a una res no puedes disponer de ella, porque en última instancia pertenece al gobierno que acopia la carne y sus derivados. Alimentarse de ganado vacuno es un lujo para los cubanos, lo mismo la carne que la leche, productos que solo pueden adquirirse legalmente en tiendas en dólares, a las que la mayoría no tiene acceso. Entiéndase esto: no puedes matar un animal, aunque en la práctica sea tuyo, porque irás a la cárcel.
El sacrificio ilegal de ganado fue tipificado como delito en 1979, en el primer Código Penal después del triunfo de los barbudos; y se incrementó la pena en 1999.
Según el reporte citado de la Televisión Cubana, recientemente la policía esclareció “más de 50 hechos de esta tipicidad delictiva, relacionadas con el hurto y sacrificio de ganado mayor”.
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La primer teniente Liliana Laffita López, instructora penal de la policía en Holguín, dijo que los apresados sustraen los “animales de las corraletas en las cuales eran protegidos por sus dueños, así como de aquellos potreros en los que estos [los animales] pastaban en la gran mayoría desprotegidos por estos [campesinos]”.
Además, la agente dice que “como tipicidad delictiva más novedosa, se establece la compra y venta de animales para posteriormente sacrificarlos, en su gran mayoría depauperados para que de esta forma sean vendidos a un menor precio y así tener mayores ganancias monetarias con la venta de las carnes”.
Según la prensa de propaganda partidista, actualmente se procesan judicialmente “con expediente de fase preparatoria” más de treinta acusados, en su mayoría “asegurados” con prisión provisional. También el Ministerio del Interior decomisó más de mil libras de carne de ganado mayor y “recuperaron” nueve caballos.
El reportero oficialista terminó dando la acostumbrada publicidad a las fuerzas del régimen, llamando a la delación y escondiendo la complejidad de este problema en el que los productores son víctimas también del Estado que ahora se pinta como justiciero: “Se evidencia como el Ministerio del Interior con la cooperación del pueblo, actúa contra aquellos ciudadanos que con la intención de lucrar afectan la economía del país sacrificando ilegalmente el ganado de nuestros campesinos”.
Como el sistema estatal tampoco garantiza que haya carne y leche en las tiendas y mercados, el pueblo demanda su consumo y prolifera un mercado negro con la participación de todo tipo de personas: campesinos despojados de sus derechos por la dictadura, pillos matarifes al margen de la ley, carniceros de empresas estatales y cubanos humildes que necesitan (por enfermedades o legítimo deseo) comer un pedazo de res, tomar un vaso de leche. Todos esos actores, y otros, deben cuidarse de la policía y los fiscales del gobierno que imponen draconianas sentencias por algo que en cualquier país es normal.