“Voy a ver por dónde meto el cuerpo”: la familia Brown y el negocio del tabaco

La familia Brown emigró de Guantánamo a La Habana en 1993 y sus miembros iniciaron un negocio de venta ilegal de tabaco. Pi Brown, el sobreviviente, recién salió de prisión y nos cuenta una parte de la historia
Tabacos.
 

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Acaba de salir de la prisión conocida como Combinado del Este, en La Habana, “Pi Brown”, hermano menor del famoso “Maikel”. La familia Brown, emigrados que llegaron de Guantánamo en el año 1993, fue una de las primeras en el negocio de la venta ilegal de tabaco en La Habana Vieja.

“Mi tío ‘el Man’, el difunto ‘el Mapa’, y el difunto Alexis, fueron los fundadores  del negocio. Inventaron eso de cazar a los yumas en la calle, meterlos en el solar y venderles las cajas de tabacos”, relata.

Pi es el único sobreviviente de la familia Brown, que logró hacer una pequeña fortuna con la venta de tabacos. Pero sin dudas el mejor fue Maikel, al que apodaban ‘Corleone’. Con las ganancias del tabaco se compró un apartamento en la calle Cuba y lo amuebló. Le puso aire acondicionado. Hizo una terraza.

“Comencé cuidando cajas debajo de la escalera  en un solar— relató una vez Maikel. Por cada caja que cuidaba me ganaba un dólar, con los primeros cincuenta dólares que ahorré me compré una bicicleta y me volví transbordo, o sea, llevar pedidos de tabaco, cosa que se hacía normalmente a pie, pero que aventajé con la bicicleta. Me adueñé del mercado. Prosperé y comencé a armar cajas, que es el negocio grande”.

 

 

Pi aún recuerda cómo se arma una caja de tabacos: “Primero hay que comprar los tabacos y las cajas a los trabajadores de la fábrica. Después los anillos. Los sellos. Los timbres de calidad. Se  arma  la caja y se lacra, igual que las originales, pero uno las vende a mejor precio que el Estado”.

Maikel Brown cayó preso por venta ilícita de tabacos en 2003 y fue sentenciado a una condena larga. Durante el juicio pidió que lo fusilaran, porque la condena que pedía el fiscal era tremenda y sabía que no iba a superarla. Fue sentenciado a 15 años y murió al tercero, en una prisión de Pinar del Río, víctima de tuberculosis.

El final de su hermano Pi fue parecido. Armaba las cajas de Cohíba, Montecristo, Prominentes, junto a su esposa Elizabeth, en La gafita de oro, en la calle O’Relly, frente al Floridita, donde vivía la familia Brown. Nunca le faltaron turistas buscando tabacos. Se compraron un lujoso apartamento frente al Hospital Ameijeiras, pero Pi cayó preso en el 2007, el año en que murió Maikel, y acaba de salir en libertad, luego de 12 años de cárcel por venta ilícita y asedio al turismo.

“No sé cómo está la calle— dice Pi. Elizabeth me cuenta que todo está peor y que me olvide del tabaco. Voy a ver por dónde meto el cuerpo. Ahora lo que está en el aire es la compra y venta de divisas, que también es mi fuerte. Tengo rápido que meter en la casa un Split. Y después un televisor en cada cuarto. Como decía Maikel, observar qué es lo que está buscando la gente y adelantarse... Es una lástima que haya muerto. Ese sí que era un genio en la supervivencia”.

 

 

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