¡A correr, que se acaban las cocinas eléctricas!

En las tarimas se ofertan dos tipos de cocinas, una de producción china que costaba 51 CUC y otra italiana, a 45.95 CUC. La italiana es de mejor calidad pero eso no le importó al cubano: las compraron todas
La gente salió corriendo en busca de las cocinas al conocer la noticia
 

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Las redes sociales dieron la alerta, los medios de información lo confirmaron después: se avecina una época dura con relación al gas licuado.

Este hecho acrecienta la crisis del cubano de a pie. Un día después del anuncio en el noticiero nacional de televisión, los que contaban con algún presupuesto y se le prendió la chispa corrieron a las tiendas a comprar cocinas eléctricas para ahorrar gas.

En el mercado “Flores”, del municipio Playa, la cola estaba hecha antes que abrieron la tienda. Se vio gente correr en fila rumbo al departamento de electrodomésticos y felizmente encontraron en las tarimas de ofertas dos tipos de cocinas, una de producción china que costaba 51 CUC y otra italiana, a 45.95 CUC. La dependiente le confesó al primer cliente que la italiana era más barata, pero de mayor de calidad que la china.

Mientras probaban la cocina, la cola creció. La gente comentaba la noticia del problema del gas. “Nosotros somos un núcleo de cuatro personas; el ciclo original era de 15 días, pero hace dos años lo subieron a 18 días. Según la información del periódico Granma, ahora el ciclo será cada 45 días, que a nadie le alcanza.

“Vine a comprar una cocina rápido, porque mañana se acaban”, dijo un hombre de La Tunas, que vive hace 20 años en La Habana. Se pregunta si la gente sabe que en cientos de pueblos todavía se desconoce el gas licuado. “Cocinan con keroseno, leña o carbón. Lo más dichosos tienen hornillas eléctricas caseras, que se rompen constantemente”.


El segundo de la cola era un hombre de Holguín, también con muchos años viviendo en la capital. Dijo reconocer las épocas de crisis. “Cuando en 1970 la zafra no llegó a los diez millones, le dije a mi padre -que en paz descanse- “vienen tiempos de vacas flacas” y así fue. “A veces no teníamos leña en la casa y nos volvíamos locos. Una vez vi a mi padre arrancar una ventana para prender el fogón”.

“Después, cuando fusilaron a Ochoa, le dije a mi mujer: lo que nos vine arriba es mucho, y vino el periodo especial. Ahora me parece que viene otro pisotón de mamut sobre la población, hay que comprar arroceras, ollas reinas y cocinas eléctricas para ahorrar el gas, el consumo eléctrico se disparará y el bolsillo de los más pobres va a temblar, pero es la única solución. Creo que hice bien en levantarme temprano y venir aquí, porque encontré cocinas. Voy a comprar dos. Una para mí y otra para mi hermana, que me la encargó anoche por teléfono”.

La dependiente le reafirmó al hombre de Holguín que había hecho muy bien en venir temprano, porque solo quedaban cuatro cocinas. Eso provocó alarma en la cola. Eran doce personas, más de la mitad tendría que correr a otra tienda. “¿Van a sacar más cocinas?”, preguntó una mujer que era la última y no alcanzaría, la dependiente le contesto que no sabía.

“Estas cocinas llevan dos años aquí y era muy lenta su venta, se vendían una o dos al mes, ahora que se informó de la crisis del gas licuado corren, pero solo quedan cuatro”.


La quinta opción apareció de repente, para salvar a una mujer que hacia el número 5 en la cola. ¡La cocina de exhibición! Y se fue satisfecha de la tienda, por haber tenido buena suerte.

El sexto de la cola dijo que entonces se conformaría con la cocina eléctrica del modelo chino, que a pesar de resultar más cara y de menor calidad, le ayudaría a afrontar la debacle que se acercaba.

El séptimo en la cola pidió también, con tono de conformidad, una cocina china, pero la dependiente le informó que se acabaron. “Solo quedaba esa”.

 

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