Cubanos residentes en Canadá enviaron una carta a las autoridades de ese país solicitando que el gobierno se interese por los artistas cubanos bajo acoso en la isla luego de las protestas del Movimiento San Isidro y el 27N.
“El carácter totalitario del gobierno, su incapacidad de dialogar sobre las crecientes demandas de la sociedad civil y la amenaza implícita en la campaña pública de difamación, así como las demostraciones de fuerza, exige la ayuda de voces internacionales”, asegura la carta firmada por estudiantes, profesores y artistas.
“Pedimos a las instituciones e individuos dentro de la comunidad artística que han trabajado con artistas como Tania Bruguera que se pronuncien en su nombre y en el de sus colegas y amigos y en nombre del respeto por los derechos humanos y la libertad creativa y apoyen a una parte creciente de la sociedad cubana frente a un poder estatal desproporcionado”, agrega el documento.
El texto narra con lujo de detalles cómo ocurrieron las protestas, cuáles fueron sus demandas, y los métodos utilizados por el gobierno cubano para combatirlas, denigrar a sus protagonistas y evitar que esa pequeña rebelión se expandiera.
Las manifestaciones del Movimiento San Isidro comenzaron el 18 de noviembre, como medio para exigir la liberación de Solís, injustamente encarcelado y sometido a un juicio sumario, sin garantías legales. Como respuesta, varios integrantes de la organización comenzaron una huelga de hambre.
Fuerzas del régimen irrumpieron violentamente el 26 de ese mismo mes en la sede del MSI con el propósito de poner fin a la manifestación y arrestaron a los opositores. Horas después ese mismo día fueron puestos en libertad, pero se les impidió regresar a la sede de Damas 955, en La Habana Vieja.
El desalojo de la casona ubicada en Damas 955 provocó una protesta de varios artistas e intelectuales ante el Ministerio de Cultura a favor de más libertades y respeto a los movimientos opositores, tildada por algunos como demasiado conciliadora con el régimen y celebrada por otros por su contenido contestatario.
El régimen se negó a entablar el diálogo con los manifestantes, reprimió a algunos, mantiene bajo vigilancia a los miembros del Movimiento San Isidro y ha desatado una campaña de descrédito contra todos los que apoyen cualquier reclamo.
Además, el Ministerio de Cultura negó “toda legitimidad” al grupo de artistas que se reunió frente a su cede el 27 de noviembre y les arrancó una reunión hasta largas horas de la madrugada, en las que estuvieron presentes disidentes y se habló de la represión contra el Movimiento San Isidro.